El suyo fue un mandato poco usual en una congregación nada corriente. Tras apostatar y dejar su cargo como papa Gregorio XVIII de El Palmar de Troya (Sevilla) por amor a una exnovicia, la rocambolesca historia de Ginés Hernández termina por ahora con una condena a seis años de prisión por tentativa de robo con violencia e intimidación y dos delitos de lesiones ocurridos tras el asalto a su antigua iglesia el pasado junio. Un acuerdo entre las partes ha facilitado que el juez suspenda la ejecución de la pena durante cinco años, por lo que saldrá de la cárcel donde permanecía ingresado de manera preventiva en las próximas horas.

El llamativo juicio, al que han acudido varios miembros de la iglesia palmariana de los Carmelitas de la Santa Faz -la secta fundada en 1978 por el papa Clemente a partir de un 'cisma' de la Iglesia católica- entre ellos el nuevo pontífice, ha sentado en el banquillo también a la mujer de Ginés, Nieves Triviño. No obstante, no se ha llegado a celebrar la vista oral al haber acuerdo previo entre las partes. Así, Ginés Hernández ha sido condenado a dos años por el delito de robo con violencia, otros dos por el de lesiones agravadas y otros dos por lesiones. Los mismos delitos que el juez atribuye a su pareja, a quien le reduce un año la condena en relación al delito de lesiones.

En ambos casos, el fallo ha tenido en cuenta la misma agravante de disfraz, dado que cuando fueron interceptados por los sacerdotes de El Palmar iban encapuchados y portando una mochila con bridas y máscaras de payaso.

INDEMNIZACIÓN DE 33.000 EUROS

La pena ha sido suspendida para el matrimonio ante la ausencia de antecedentes penales, y está condicionada a que ninguno de los dos vuelva a delinquir en un plazo de cinco años. Es más, el juez les ha advertido que dicha condición hace referencia a cualquier tipo de delito, por pequeña que sea la infracción.

El juzgado de lo Penal les condena además a pagar una indemnización solidaria de casi 33.000 euros a los dos sacerdotes con los que se enzarzaron en una violenta pelea tras ser descubiertos saltando la tapia del recinto religioso de El Palmar. Asimismo, se les impone la prohibición de aproximarse a ambos religiosos a menos de 300 metros durante nueve años y el pago de una multa de 1.728 y 1.440 euros al expapa y su mujer, respectivamente. Por su parte, el cura palmariano, que también había sido acusado de lesiones por el matrimonio, ya que durante la trifulca asestó una puñalada en el costado a la mujer, ha sido absuelto, al aplicársele la eximente de legítima defensa.

El abogado de la pareja ha mantenido la versión que el expapa alegó tras su detención para justificar el asalto: que su intención no era robar nada de la Basílica o de la Iglesia palmariana, sino recuperar ordenadores, documentación y otras pertenencias que tras su marcha quedó allí. "Hoy hemos aceptado la sentencia y hay que reconocer una serie de hechos, pero en esa zona no había dinero", ha insistido el letrado a la salida.

SALIDA DE LA SECTA Y MATRIMONIO

Hernández, exseminarista y exmilitar, se hizo conocido en abril del 2016 cuando, tras un férreo y estricto mandato desde el 2011, manifestó su crisis de fe y, a bordo de un BMW adquirido durante su papado, abandonó el seno de la polémica secta religiosa para irse a vivir con su novia, con la que mantenía un romance secreto y que fue la persona que le alertó de una supuesta conjura en su contra.

La antigua novicia celebró su matrimonio con el pontífice posando semidesnuda en 'Interviú', y él, afiliándose al PP, formación que abandonó al poco tiempo. Dos años después, ambos fueron sorprendidos tras saltar la tapia que rodea la basílica del pequeño poblado sevillano y se produjo el forcejeo.