El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, está dispuesto a aceptar que España repatrie a los inmigrantes senegaleses clandestinos a cambio de ayuda al desarrollo agrícola. "Que me los devuelvan, pero que me den también pantanos", declara en una entrevista publicada ayer por Le Journal du Dimanche . El presidente senegalés está convencido de que una red de pequeños embalses en su país "detendría la desertificación y cortaría la inmigración", y afirma haber estado siempre contra la emigración de los africanos: "Son valores y riqueza que perdemos. Para evitar las salidas, hay que crear empleo, y para eso tenemos esencialmente la agricultura".

La disposición de Wade parece en la línea de los objetivos de la misión diplomática española que, con el embajador especial Miguel Angel Fernández Mazarambroz al frente, viajó ayer a Dakar, la capital senegalesa. España pretende que los países del Africa Occidental cooperen en el control de la inmigración clandestina y acepten acuerdos de readmisión ofreciendo a cambio ayuda al desarrollo. El principal obstáculo para ello es que su precaria economía se sostiene en buena parte en las remesas de divisas de los emigrados.

PARON POR EL FUERTE VIENTO El fuerte viento y la mar picada en el Atlántico parecen ser los responsables del brusco parón en la llegada de cayucos a Canarias. Otras dos embarcaciones, con 20 y 17 personas a bordo, fueron localizadas ayer a la deriva por la Marina mauritana. El centro de retención de Nuadibú (norte de Mauritania) albergaba ayer por la tarde a 201 inmigrantes subsaharianos. Mientras tanto, La patrullera de la Guardia Civil Río Duero zarpó ayer por la tarde del puerto de Los Cristianos (Tenerife) hacia Nuadibú.

7.800 EUROS POR UN CAYUCO Ajenas al trasiego diplomático, cuadrillas de entre diez y quince trabajadores siguen haciendo cayucos en la playa de Guet Endar, el barrio pesquero de Saint Louis. "Hay mucho trabajo, se está marchando mucha gente. ¿Ves esos cayucos de allí? A lo mejor mañana ya no están", explica Mamadou Gueye, el responsable de uno de estos astilleros improvisados en el que se construye una barca "para pescar", según asegura. Sin embargo, por la forma se distinguen las embarcaciones de pesca --más planas-- y las que tienen por destino las Canarias, con la borda mucho más alta. Son barcazas de más de 20 metros de eslora, mucho mayores que los frágiles cayucos de Nuadibú. Esta es de 22 metros y medio, se habrá construido en cinco días y valdrá 5 millones de francos CFA (unos 7.800 euros), medio millón más de lo que habría costado hace solo unos meses. Según Gueye, estos barcos pueden alcanzar las Canarias en cinco o seis días: "Son muy seguros, y pueden navegar durante meses si es necesario. Además, los patrones son pescadores muy expertos, y los que van para España llevan siempre motores nuevos".