Inaudito. Es el primer calificativo que afloró a mis labios al enterarme de la noticia y el que mejor plasma la sensación que me produjo. Se condenaba a dos periodistas a ir a la cárcel por hacer pública, en internet, una lista de afiliados irregulares al partido popular de Madrid. Prisión e inhabilitación para ejercer la profesión. No me lo podía creer. Lo estaba oyendo y no me fiaba de mis oídos. Cogida por sorpresa pensé que no debía de haberlo entendido bien. Pendiente de la información pude oírla de nuevo. No cabía duda, un juez de lo penal condenaba al director de la SER y director de informativos por un delito de revelación de secretos en un lugar que el magistrado no consideraba amparado por la Constitución.

Inaudito.

La página web de la cadena, no le perecía que fuera un medio de comunicación social en sentido estricto. Decía que internet es un medio universal. Me preguntaba qué querría decir con eso ¿Acaso que la protección constitucional es inversamente proporcional al incremento de la capacidad para difundir una noticia? Absurdo. Todo cuanto he leído de la sentencia me lo parece. Dice el magistrado que se trata de una cesión universal porque a la información publicada tiene acceso todo el que quiera. Pues naturalmente. Esa es la grandeza de la información libre en la sociedad moderna: llegar en un instante a mucha gente. No sé por qué le parece mal al redactor de la sentencia. Y algo muy importante: se trata de información veraz. Por tanto ¿dónde está el problema? ¿En la revelación de secretos? ¿Qué secretos? ¿Quién dice que es secreta la lista? Es más ¿quién determina lo que es y lo que no es secreto?

Ya está bien. La libertad de expresión es eso, libertad para difundir noticias, ideas y opiniones. Cuando algo se difunde tiene vocación universal. Le guste o no le guste a su señoría.