TDtesde hace algunos años, se ha puesto de moda que los estudiantes extremeños de Bachillerato incluyan Amsterdam en su viaje de fin de estudios. Los jóvenes argumentan que así conocen una cultura diferente y todas esas zarandajas, pero lo que les atrae en realidad es el Barrio Rojo y los coffee shop . El Barrio Rojo, como seguramente saben, consiste en una calle donde diversas chicas ligeras de ropa ofrecen sus cuerpos tras unas vitrinas de cristal. Esa visita, mitificada durante años, suele deprimir a los jóvenes extremeños por la triste sordidez del ambiente. En cuanto a los coffee shop , son unos bares donde los mayores de 18 años pueden fumar libremente hachís y marihuana. Lógicamente, los jóvenes excursionistas extremeños tienen terminantemente prohibida la entrada en estos locales.

La primera vez que estuve en Amsterdam me pudo la mojigatería y no entré en estos bares. Esta vez fui más valiente o más curioso y sí lo hice. Se trataba de un coffee shop laureado en 1999 y 2000 con la cannabiscup , que debe de ser algo así como la champions league de los porros. Era un bar normal y corriente donde te entregaban una carta: por un lado te sugerían refrescos, nada de alcohol, y por el otro lado te ofrecían diversas clases de hachís, lo que llamaban el hashmenú , y de marihuana. Los clientes compraban mercancía, pedían una infusión y fumaban en mesas con velas. El local olía intensamente a Womad. Fue una experiencia curiosa, aunque yo sólo me tomé un Seven-Up y, la verdad, noté que me miraban como si fuera un bicho raro.