Rusia ha perdido la cuarta parte de los cultivos de cereales a causa de la peor sequía de toda su historia de observación meteorológica, que agobia el país desde finales del mes de junio, informó ayer el presidente ruso, Dmitri Medvédev.

"La situación es muy complicada, ya que en el país han resultado arrasados aproximadamente una cuarta parte de los cultivos de cereales. Desgraciadamente muchos agricultores se encuentran al borde de la bancarrota debido a la pérdida de la cosecha. El Gobierno lo entiende, lo sabe y espero que lo controle. Hemos tomado las decisiones oportunas para ayudar a los que están en una crítica situación", dijo Medvédev.

Además de las pérdidas directas por la sequía, muchas regiones no podrán plantar hasta el próximo año las mieses de invierno. Para salvar de la ruina a los agricultores y productores más afectados, el Gobierno ruso les destinará unos 35.000 millones de rublos (900 millones de euros) en ayudas inmediatas. Además, se prevé que las autoridades regionales concedan asistencia adicional a las víctimas de la sequía que sufre el país.

Para evitar problemas de suministro e impedir la incontrolable subida de los precios, el Gobierno usará su fondo de intervención de 10 millones de toneladas de cereales que, según Medvédev, "es un colchón de seguridad" para intervenir en las regiones más dañadas por la sequía. "La tarea principal es evitar un aumento de los precios de los cereales y productos alimentarios como pan, harina, carne y leche", afirmó el jefe del Estado.

SUBIDA DE ALIMENTOS Los precios de los productos de alimentación a base de los cereales subieron en Rusia un 30% esta semana a pesar de la decisión del primer ministro ruso, Vladimir Putin, de suspender la exportación de cereales a partir del 15 de agosto. Una de las posibles razones de esa subida es el intento de los exportadores de compensar sus pérdidas por el embargo impuesto por el Gobierno. "Hemos colocado a los exportadores en una incómoda situación. Ya que lo hemos hecho nosotros, debemos salir en su defensa", comentó al respecto Medvédev, que no quiso entrar en detalles.

El presidente ruso levantó ayer el estado de emergencia en tres regiones afectadas por los incendios forestales que este verano han quemado 800.000 hectáreas de la superficie boscosa causando más de 50 víctimas mortales. El Ministerio para las Situaciones de Emergencia indicó haber reducido a 80.000 las hectáreas que están ardiendo simultáneamente. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica en zonas que albergan importantes centros nucleares. El fuego amenaza de nuevo al centro de Sarov, donde se fabrican bombas atómicas.

Además, los incendios están cada vez más cerca de las zonas contaminadas por la catástrofe nuclear de Chernóbil en 1986. Según Alexei Yablokov, exresponsable de ecología en el Consejo de Seguridad de Rusia, el fuego podría originar una nube de partículas radiactivas capaz de desplazarse centenas de kilómetros y contaminar el noroeste de Rusia, Moscú o países de Europa Oriental.