El golpe de suerte, el provisional hallazgo que desde hace un siglo aguardaban cientos de paleontólogos, el descubrimiento llamado a resolver uno de esos misterios que sí, suenan extraños, y sí, suenan exóticos, pero que en ocasiones impiden avanzar a la ciencia (en este caso: ¿por qué algunos pterosaurios tenían cresta?) fue la Señora T: un maravillosamente bien conservado fósil de pterosaurio desenterrado en el 2009 en lo que fuera el lecho de un antiguo lago en la provincia de Liaoning, en China, cuya característica más llamativa era un bulto ovalado de considerable tamaño a la altura de la pelvis: la Señora T murió justo mientras intentaba poner un huevo, asfixiada por una letal --y habitual en la época-- nube volcánica.

La Señora T (contracción de Señora Pterodáctilo, la familia de reptiles voladores a la que pertenecen los pterosaurios), carecía, además, de cresta, así que los científicos, un equipo de paleontólogos chinos y británicos, han concluido que el intrigante penacho era cuestión de sexo. En términos generales, este fósil ha permitido distinguir rasgos sexuales del pterosaurio: los machos, por ejemplo, no solo tenían cresta, sino que su pelvis era más estrecha. "Se trata de un avance importante, ya que a partir de ahora podremos investigar la estructura de población de estos animales", dijo el paleobiólogo David Unwin.