Robbie Williams, el mayor ídolo del pop británico de los últimos años (en la foto, el pasado julio, en un concierto en Dinamarca), sigue sin hacer realidad su sueño de conquistar el mercado estadounidense porque es demasiado camp (nostálgico) y por su imagen de ambigüedad sexual. Ha sido la gran cantante norteamericana Sheryl Crow quien, sin que nadie se lo pidiese, comentó entre bastidores las razones por las que Williams no puede lograr el sueño americano, pensando que su comentario no saldría a la luz.

Da igual que Williams ostente el récord de asistencia a un concierto en Inglaterra, que venda millones de ejemplares de sus discos en Europa, que fuese premiado como cantante del año por la revista GQ o que sea el artista preferido de los usuarios de los karaokes, según una encuesta británica. Williams, que incluye España este mes en su gira europea, parece no poder cruzar el Atlántico como triunfador y convertirse, como es su deseo, en una estrella global.

En opinión de Crow, el antiguo cantante de Take That, en su intento de parecer un crooner actualizado y emular a Frank Sinatra y Dean Martin, apostando por la vertiente "demasiado melódica" de su música, "no consigue seducir a los americanos", que prefieren apuestas más fuertes como Eminem.

Según la lección de Crow, otro de los factores que frenan a Williams en su entrada en EEUU es su imagen de ambigüedad sexual. "Muchos se sienten intimidados", asegura la cantante.