La idea del joven norteamericano que ha puesto su alma en venta a través de internet me parece fantástica. He estado tentado muchas veces de vender mi alma, pero nunca lo he terminado haciendo por dos motivos: no sé a quién ofrecérsela y me da miedo lo que pueda ocurrir. La segunda es la razón más poderosa. Pertenezco al club del por si acaso , lo confieso. Pero no estoy solo. Esta mañana lo he comprobado al leer el periódico. Dice una encuesta que seis de cada diez cacereños consideran que la calidad del agua de la ciudad es buena, aunque uno de cada tres prefiere no beberla. Por si acaso.

Con todo esto he recordado que el café más caro del mundo, denominado Kopi Luwak, se origina en el estómago de la civeta asiática, un mamífero que vive en los cafetales de Java, Sumatra y Célebes. Este animal selecciona los mejores granos de café para comérselos y cuando llegan a su estómago su organismo metaboliza la parte carnosa, mientras que las semillas son excretadas. Los granitos defecados son recolectados y vendidos a precios que llegan a alcanzar los 800 euros el kilo. Vendedores y consumidores aseguran que este café presenta una apariencia limpia y libre de olores desagradables y, lo mejor de todo, tiene un sabor único, un tanto almibarado, que recuerda al caramelo o al chocolate. Creo que nunca probaré el Kopi Luwak, pero debo confesar mi admiración por la primera persona que tuvo la idea de que aquello que salía por la parte de atrás de la civeta podía estar sabroso y se decidió a ingerirlo. Las fortunas las hacen los tipos que ven en sitios como el culo o el alma lo que los demás no nos atrevemos a ver. Los demás nos quedamos bebiendo agua, pero embotellada, por si acaso.