TEtl sábado es el día de los enamorados y, aunque nos parezca mentira (crisis incluida), los restaurantes y floristerías no dan abasto. Con este día pasa como con la Navidad, todos decimos que no nos gusta pero acabamos cayendo con la vieja excusa de los otros. Reconocemos que es un día comercial que debe más al Corte Inglés que al amor verdadero, pero aun así, pasamos por el aro. Los que lo viven con ilusión y desasosiego, como una víspera de Reyes magos, son los adolescentes. Andan los institutos revueltos con los mensajes de amor que se mandan estos días. Dos semanas antes, empiezan a escribirse notas secretas que depositan en una urna que se abrirá este viernes. Madre, qué nervios y madre qué de ripios. Es normal que en la era de internet, Lope y Garcilaso resulten más pasados que la yenka, y que lo de polvo será, mas polvo enamorado no consiga más que ataques de risa por el doble sentido. También es normal que no se manden poemas que necesiten diccionario o traducción simultánea, sobre todo cuando con dos letras forman un tq bien expresivo. Lo anormal es que aún copien versos que ya peinaban canas en mi época. Si mi boca fuera pluma y mi corazón tintero, con la sangre de mis venas escribiría te quiero , que no me digan que no tiene su punto sadomaso. O dos claveles en el agua no se pueden marchitar como nuestro amor que nunca morirá . Coplas desgarradas, amores desgraciados, promesas eternas inundan los móviles, las carpetas y el correo electrónico. Cambia el soporte, cambia la apariencia, pero si mi boca fuera pluma, con o sin piercing, es la prueba tangible de que por dentro seguimos siendo los mismos.