El popular periodista inglés Johann Hari (1979, Glasgow) sufrió depresión desde niño y, como a muchos otros enfermos, tomó antidepresivos, que no le produjeron suficiente alivio, lo que le motivó a iniciar un viaje para hablar con otros pacientes, médicos y científicos en busca de respuestas. Sus conclusiones las ha plasmado en el best seller Conexiones perdidas, elogiado por Hillary Clinton y Elton John, entre otros personajes famosos.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido, después de recorrer el mundo, sobre la enfermedad?

-Muchísimas cosas, pero creo que lo que más me ha sorprendido es que existen soluciones para los niveles de ansiedad y depresión que se extienden cada vez más. Y no tiene por qué ser así. Cuando comprendes las causas profundas de esta crisis, las nuevas soluciones empiezan a abrirse paso.

-La industria farmacéutica nos ha tomado el pelo al proponer antidepresivos que, como explica en su libro, no ayudan a muchas de las personas, puesto que tras años tomando la dosis máxima, siguen sintiendo dolor?

-Es importante enfatizar que la respuesta a esto es compleja. Para algunas personas, los antidepresivos tienen un valor real. Yo los tomé durante 13 años y me ofrecieron un impulso durante un tiempo. Pero, por desgracia, para la mayoría de las personas no resuelven el problema a largo plazo. Las principales investigaciones científicas demuestran que la mayoría de la gente que toma antidepresivos vuelve a caer en la depresión. De modo que necesitamos obtener un conocimiento más profundo del problema para poder ampliar el menú de soluciones.

-¿Puede describir entonces las nueve causas que usted atribuye a la depresión?

-Dos de las causas se encuentran en nuestra biología: tus genes pueden volverte más sensible a estos problemas y cuando te deprimes se producen cambios reales en el cerebro que pueden hacer que sea más difícil salir. Sin embargo, la mayoría de los factores no se encuentran en nuestra biología. Por ejemplo, si estás realmente solo tienes muchas más probabilidades de deprimirte. Si en el trabajo te controlan, tienes muchas más probabilidades de deprimirte. Si no te relacionas con el mundo natural, tienes muchas más probabilidades de deprimirte. Son factores vinculados a la forma en que vivimos y, una vez los comprendemos, se deben ofertar soluciones, junto con la opción de los medicamentos. Y es que hay algo que conecta muchas de estas causas. Todo el mundo sabe que tiene necesidades físicas naturales. Obviamente necesitamos comida, refugio, agua, aire; si nos los arrebatan, nos enfrentaremos a verdaderos problemas. Pero los humanos también tienen necesidades psicológicas naturales. Necesitamos sentir que pertenecemos. Necesitamos sentir que nuestra vida tiene un significado y un propósito. Esta cultura que hemos construido es buena en muchos aspectos, pero cada vez se nos da peor satisfacer las profundas necesidades psicológicas subyacentes.

-¿Y cuáles son las soluciones que propone?

-Las mejores soluciones para esta crisis son las que lidian con las profundas razones subyacentes. El punto de partida más importante es explicarle a la gente: si estás deprimido, si sientes ansiedad, no eres débil. No estás loco. No eres, en esencia, una máquina a la que se le han roto algunas partes. Eres un ser humano con necesidades insatisfechas y lo que mereces es amor y apoyo para satisfacer esas necesidades más profundas. Una vez emprendamos este cambio de perspectiva, podremos empezar a construir las soluciones. Por ejemplo, se necesita un cambio estructural. No basta con decirle a una persona que tiene que cambiar de trabajo. Es hora de que nos agrupemos como ciudadanos y democraticemos nuestros empleos. De este modo, controlaremos aquello a lo que dedicamos la mayor parte de nuestra vida consciente.