Si Bush fuera funcionario en el edificio de servicios múltiples de Cáceres, sus compañeros lo llamarían Jorgito con recochineo y sería ese típico caballero atildado y simplote que heredó muchos millones de su padre y va por la vida de prepotente, de vanidoso y con un objetivo profesional por encima de todos: conseguir poder para obtener subvenciones para sus empresas, fincas y negocios.

Ningún funcionario con dos dedos de frente le encargaría nunca a Jorgito una mediación para hacerle la cama al inaguantable director provincial. Jorgito es un inseguro, desconfía de su capacidad personal y es incapaz de mediar, negociar o presionar con astucia. Además, no tiene prestigio ni autoridad moral y suele ser objeto de bromas y chanzas sobre su simpleza, su incultura y su amor a la coñá. Es más, se dice que en su familia procuran que tenga acabadas todas las tareas importantes antes de las nueve de la noche porque a partir de esa hora deja de ser un magno hombre para convertirse en un hombre Magno . Además, Jorgito tiene miedo. Sus antecesores en el negociado irradiaban seguridad y frescura, pero Jorgito, desde que una moto se lanzó contra su BMW, sólo irradia temor y fragilidad. Su reacción ante el miedo es la violencia, pero cada vez está más solo y únicamente le apoyan un par de pelotas a los que lleva con él de montería algún fin de semana y a los que ha prometido participar en algunos de sus negocios.

Jorgito cree que puede cargarse él solo al director provincial. Ha intentado que el comité de empresa apoye su estrategia, pero lo ha hecho con tal chulería que cada vez tiene menos apoyos. Jorgito no entiende de moral, sólo de dinero. En el Múltiples se sabe que quiere cargarse al director provincial para que pongan a uno de su cuerda que le dé más subvenciones.

A quienes no lo siguen o se oponen frontalmente a sus intereses, Jorgito los ataca llamándolos cobardes y recordándoles no sé qué favores que les hizo su abuelo. A pesar de las presiones, Jorgito se ha quedado solo con sus dos acólitos y ya se dispone a atacar al director provincial. Ha preparado dossieres, ha metido en el ajo a medio Múltiples y ha esparcido el temor a su alrededor: si se carga al director provincial, no dejará tranquilos después a quienes hoy no le siguen; si el director sigue, su despotismo se acrecentará y no se salvará ni el botones. Afortunadamente, en el Múltiples queda mucha gente para quienes antes que el poder, el peloteo y las subvenciones están la dignidad, la moral y la conciencia. Funcionarios a quienes Jorgito les sigue pareciendo un estúpido hombre blanco independientemente de sus fincas, sus millones y sus negocios. Sería importante que cambiaran al director provincial, pero más importante es poder trabajar en paz.