El virus del sida causa cada año la muerte de cerca de 3.000 personas en España. Se trata de enfermos que adquirieron el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en los primeros años de la epidemia, entre 1985 y 1995, y que empezaron a tomar fármacos antisida cuando su sistema inmunológico estaba ya muy mermado.

Las personas que están infectadas por el virus pero no lo saben, una población que en España se cifra en unas 33.000 personas de mediana edad y variada extracción social, son el objetivo al que se dirigen la Administración sanitaria y las organizaciones antisida. Esos ciudadanos, sexualmente activos y ajenos a los mensajes sanitarios, descubren su infección cuando un problema de salud del que no logran desprenderse hace aconsejable investigar si existe un fallo inmunológico grave.

Diarrea injustificada, una fiebre inexplicable que desaparece dos o tres días después y un mal cuerpo similar al que causa el virus de la gripe (pero que se puede sufrir en pleno verano) son algunos de los signos con que el VIH inicia la destrucción del sistema inmunológico.

De hecho, los expertos antisida aconsejan poner inmediatamente en tratamiento con antirretrovirales a quienes sean conscientes que en las 72 horas inmediatas han podido sufrir una infección por el VIH. Detectado y tratado en esa fase precoz, indican, algunas personas logran impedir que el virus se instale en la sangre.

También es objetivo de los médicos de familia conseguir que la población normal acceda a hacerse la prueba del sida, un análisis aconsejado tanto a quienes tienen múltiples y desconocidas parejas sexuales como a matrimonios estables que no usan preservativo.

El Ministerio de Sanidad calcula que entre 120.000 y 150.000 españoles son portadores del virus. Estas cifras se difundieron ayer con motivo del día mundial de la enfermedad, que es hoy.