El gran arco se sierras que cruza la provincia de Cáceres de este a oeste, con paisajes tan destacados como Villuercas, Miravete y Monfragüe, tiene en sus últimos tramos, desde la Sierra del Arco y Santa Marina, La Silleta de Cañaveral y sierras de Portezuelo hasta la frontera con Portugal, un conjunto orográfico con elevaciones más moderadas y valores ambientales sobresalientes. La muestra más clara se da en las sierras de La Solana, Los Canchos, La Garrapata y Valdecaballos, que llega hasta la frontera portuguesa.

Desde los 825 metros de La Silleta hasta los 600 de Sierra Alta, en La Garrapata, la estructura del paisaje sigue un patrón serrano caracterizado por una estructura geológica que tiene en la cuarcita el protagonista de los relieves, además de roquedos pizarrosos. La continuidad lineal de las sierras se rompe con ocasionales puertos, pasos y portillas intermedias que articulan las comunicaciones. El realce de las sierras se acentúa precisamente en los tramos donde los cursos fluviales las delimitan o las cruzan, ocasionando las clásicas portillas y apreturas como el paraje de los Canchos de Ramiro, donde confluyen los ríos Alagón y el Irrago.

El Alagón, al atravesar las sierras de La Solana, Los Canchos y La Garrapata, configura un espacio muy accidentado donde los valores naturales son más destacados, constituyendo el núcleo esencial de la denominada ZEPA Canchos de Ramiro, con una superficie de 6.236 hectáreas.

El potencial biológico y paisajístico de la zona es muy elevado, configurando las sierras una banda o corredor natural que mantiene patrones de conservación que merecen considerarse en conjunto por su importancia biogeográfica.

A las condiciones topográficas, con sus pendientes, afloramientos rocosos y la debilidad de los suelos, se debe el que estas sierras hayan mantenido un aprovechamiento extensivo, mantenedor de buena parte de su cobertura vegetal. La vegetación serrana se caracteriza por el predominio de los alcornocales.

Encinares y alcornocales, formaciones arbóreas más representativas, se acompañan con enclaves de vegetación diferenciada. Algunas laderas de solanas y de riberos son el ámbito de los acebuchares, acompañados de otras especies termófilas como la coscoja, el mirto o el lentisco. Por el contrario, las manchas de las umbrías de sierra se caracterizan por la espesura que conforman los madroños, durillos o mimosas.

En cuanto a fauna, podemos encontrar las especies características de la región, destacando el elevado valor de la ornitofauna, especialmente en Canchos de Ramiro, donde tienen representación todas las grandes águilas, además de importantes colonias de buitre leonado, así como alimoche y la amenazada cigüeña negra, tanto en cantiles serranos como fluviales.

También se detecta la presencia puntual del buitre negro. Y no menos destacable es el valor de las sierras para ciervos y jabalíes, entre otras especies. La dilatada superficie de dehesas a los pies de las sierras alberga importantes poblaciones de rapaces forestales. Las dehesas sostienen una abundante cabaña ganadera, especialmente de ovino, que constituye la despensa básica de los carroñeros, además de ser el territorio de alimentación de otras especies.

De cara a una comprensión global de la zona, no podemos disociar artificialmente los ambientes entre sierra y llano circundante. Hasta la fecha, las prácticas de manejo tradicional, ganadería extensiva, laboreo tradicional, explotación forestal y del corcho, han permitido el mantenimiento de un grado de conservación general aceptable.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Estas sierras no se libraron de la introducción masiva de especies con orientación maderera. Pinos y eucaliptos son hoy muy cuestionados por su escasa o nula rentabilidad económica, a la que se añade el notable empobrecimiento ecológico y el deterioro visual y paisajístico. Además los pinares han sido diezmados por los incendios. Una gran superficie adehesada del área estuvo amenazada en los 80 por el proyecto de regadío Rivera de Fresnedosa, abortado en una fase avanzada de desarrollo. La inestabilidad propia de un embalse (Alcántara), cuyo remanso sube y baja a merced de la apertura y cierre de compuertas, la navegación fluvial incontrolada y el furtivismo cinegético son algunos de los problemas que padece la zona.