Ya hay camisetas y banderas con su cara. Sus afirmaciones, tergiversadas o no, sustentan o rechazan denuncias que también le cercan a él. Por las redes sociales, además de memes ensalzándole o ridiculizándole, circulan las medidas para imprimir en 3D pequeñas figuras suyas y, palabras mayores, ya tiene su propio caganer y sale en Polònia. Después de tres meses en el foco informativo como principal responsable comunicativo del Gobierno en esta pandemia del coronavirus, Fernando Simón ya es un icono.

En una estrecha calle de Valencia un grafiti recoge el momento en el que con todo el mundo pendiente de las toses propias y del vecino, a él le dio un ataque en plena comparecencia y lo achacó a una almendra. «Hoy no he comido almendras por si acaso», dijo Simón con guasa al día siguiente.

«No todos tienen la capacidad de no dejar indiferente. Su secreto es que no es plano, ni físicamente ni su discurso», explica Toni Aira, profesor de comunicación política de la UPF Barcelona School Management.

Sus pobladas cejas, su canoso pelo alborotado y su voz rasgada hacen furor en las redes sociales, que babeaban antes con sus jerseyes y ahora con sus camisas de manga corta. «No da la sensación de postizo o de haber pasado por un cásting de portavoces. Es genuino, auténtico», dice Aira.

«Ha sido el portavoz que siempre ha estado, y se ha convertido en un icono de cotidianidad de la pandemia. El día que deje de salir será que el coronavirus ya no está», reflexiona la experta en comunicación Verónica Fumanal.

Su mezcla de datos y empatía, apunta Aira, ha conseguido que su discurso llegue. «El público lo ha identificado como uno de los suyos, como alguien que está para ayudar y no para ayudarse. No se le caen los anillos por no saber algo», asegura.

Esquivando balas...

Pero una crisis como esta, con decenas de miles de muertos, un confinamiento severo durante un mes y medio y con las consecuencias sociales de haber congelado la economía, también genera odios y los detractores de Simón disparan con bala.

Aira tiene claro cómo ha ganado esa batalla. «El problema que han tenido sus detractores es que la confrontación política se basa en el choque, pero no puedes estar bregando constantemente con quien no quiere y eso ha hecho. La capacidad de ignorar ataques sin transmitir soberbia ha sido espectacular. Se le ha comprado el relato».

Fumanal sostiene que ha tenido un gran aliado para conseguir salir airoso del barro político. «Que lo nombrara Ana Mato con Mariano Rajoy de presidente ha avalado su independencia y el otro día el ministro Salvador Illa hizo referencia a eso dándoles las gracias», recuerda.

... aunque no todas

Pero, como era previsible, Simón no sale indemne. «Le persiguen afirmaciones categóricas que hizo y que no estaban avaladas por el método científico», asume Fumanal. «No sé si fue por dar tranquilidad pero se aventuró a determinadas afirmaciones que hoy empañan ese perfil técnico. El tema de las mascarillas es claro, pero también los tests o la manifestación del 8-M», desgrana.

En cualquier caso, esos errores no han dinamitado su imagen y podrían haberlo hecho. Para Fumanal las razones son claras. «La humildad y la asunción de responsabilidades son las cuestiones que más te protegen».