TEtl sábado asistí a un taller de lectura sobre la mujer trabajadora en Malpartida de Cáceres. Había mujeres de ocho pueblos extremeños. Acabábamos de leer un texto de Rosa Montero sobre la crisis femenina de los 40. A mi lado, se sentaba una señora de unos 50 años. Se llamaba Simona y era de Navas del Madroño. Le pregunté si ella había padecido esa angustia que ataca cuando descubres que lo que has esperado de la vida en la juventud ya no llegará nunca. Simona me miró con ironía y me contó su vida: "Mire, yo me casé a los 19, tuve mi primer hijo a los 20 y hasta los 30 tuve otros cuatro. A los 40 asistí a un curso sobre recursos humanos y descubrí que la vida era algo más que casarse y tener hijos. Me saqué el graduado escolar y desde entonces sigo formándome, trabajo y lucho por la igualdad de las mujeres. A los 40 no tuve ninguna crisis, a los 40 empecé a vivir".

Día de la mujer trabajadora. Día de Simona y de tantas mujeres extremeñas que han descubierto que la vida es algo más que casarse y tener hijos. Día de celebraciones y de hipocresías. Día para recordar acosos, violencias y desigualdades. Día para emocionarse con Simona y recordar indignados los sepulcros blanqueados de Ana Botella, que se solidarizó con el Alcalde de Ponferrada, Ismael Alvarez, condenado por el Supremo por acosar a Nevenka Fernández; de Manuel Fraga, que se solidarizó con el Alcalde de Toques, y del obispo de Córdoba, que se solidarizó con el cura de Peñarroya. Hoy no es día de olvidos.

*Periodista