La crisis sanitaria desatada por el coronavirus ha reducido el tráfico aéreo en España en un 95% en las últimas semanas de estado de alarma. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) define que el sector está «en situación de supervivencia» y afronta las próximas semanas con incertidumbre.

«Solo en los meses de marzo, abril y mayo el número de vuelos cancelados en España como consecuencia de las restricciones supera los 250.000. Esta situación pone en riesgo 900.000 empleos del sector aéreo en España y se teme una caída de ingresos de alrededor de 15.000 millones de euros, como consecuencia de la pérdida de casi 114 millones de pasajeros, casi la mitad (41,4%) del total de los viajeros registrados en todo el ejercicio del 2019», evalúan en la ALA. El impacto del cese del transporte aéreo en el PIB de España será, según esa patronal, de unos 55.000 millones, en torno a 4,4 puntos del PIB.

Aunque cada compañía deberá aportar sus soluciones, la actual situación no tiene visos de encontrar un remedio milagroso. Fuentes de Iberia reconocen que la oferta no se normalizará relativamente hasta julio, aunque admiten que la velocidad del proceso no depende de las aerolíneas sino de que se levanten las restricciones de vuelos en Europa por parte de los gobiernos.

los vuelos interiores /A finales de junio se prevé el restablecimiento de vuelos interiores en España. En cualquier caso, en Iberia son conscientes de que «la demanda no se recuperará hasta el 2023», lo que anuncia procesos de reestructuración tanto en el conglomerado IAG como en todas las aerolíneas mundiales.

El calendario de restablecimiento de vuelos dependerá de las reuniones previstas en Bruselas hoy y el viernes y que definirán previsiblemente los criterios necesarios para restablecer los vuelos entre los países europeos. Aena trabaja con un plan de tres fases para la recuperación de tráfico (doméstico, UE y largo alcance). La compañía ha creado un Grupo de Recuperación Operativa para definir protocolos (gestión de colas, controles adicionales, limpieza…) con el objetivo de «trasladar confianza» a los pasajeros.

Mientras, las aerolíneas ya aplican a sus escasos vuelos actuales mayores medidas de seguridad, higiene y gestión del pasaje. Pero temen también que van a tener que incrementar las inversiones en medidas de separación de viajeros, ya que consideran inasumibles las exigencias de incrementar a metro y medio la distancia entre pasajeros. Las compañías consideran que será imposible reducir el número de pasajeros. De hecho, la polémica desatada este fin de semana en un vuelo entre Madrid y Gran Canaria ha evidenciado que las compañías aéreas son reacias a reducir la ocupación de los aviones. Que haya un asiento de distancia solo se está haciendo en vuelos con pocos viajeros, como antes de la pandemia.