Después de 13 días caóticos, los trabajadores de la limpieza de Madrid pusieron ayer fin a la huelga, al refrendar un acuerdo que les permite sortear los despidos a cambio de aceptar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Los empleados de las tres empresas volvieron anoche a sus puestos de trabajo para retirar las montañas de desperdicios que se han ido acumulando en la ciudad. Una ingente tarea similar a la que le espera a la alcaldesa madrileña, Ana Botella, quien tendrá que volcarse ahora en eliminar toda la basura política que se ha ido echando encima con su polémica gestión de esta crisis.

A eso de las tres de la madrugada, patronal y sindicatos anunciaban que había por fin fumata blanca. Las tres compañías se comprometen a retirar el ERE que incluía 1.134 despidos, pero como contrapartida podrán aplicar un expediente de regulación temporal de 45 días al año por empleado hasta el 2017. Además, se prevén bajas voluntarias incentivadas con indemnizaciones de 30 días por año trabajado y excedencias de cinco y 10 años con el 50% y el 75% del salario, respectivamente.

La renuncia a llevar adelante los despidos fue interpretada como una "victoria justa" de los sindicatos por el coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien subrayó que las centrales "no han claudicado ante las pretensiones de una patronal donde hay empresas que son donantes del PP, o al menos así han aparecido en los papeles". Pero en lo que hicieron más hincapié las centrales y la oposición socialista fue en presentar el acuerdo como ejemplo de que se pueden evitar los despidos y los recortes salariales. "Se ha demostrado que cuando los trabajadores se unen, nada está escrito: han logrado frenar lo que parecía imparable hace solo unos días, porque iban a ser 1.400 despidos y al final no habrá ninguno", dijo el líder del PSOE madrileño, Tomás Gómez.

'NO' A LA RESIGNACION En esa misma línea, el portavoz del sindicato CGT, Francisco Palacios, señaló que el acuerdo "debe servir para que otros trabajadores sigan el mismo camino". "No hay por qué resignarse ni aguantar los recortes, las reducciones de derechos ni las reformas laborales, por mucho que te las impongan", sentenció. Pero la que se llevó los dardos más venenosos fue Botella, a la que Gómez recordó la tragedia del Madrid Arena, "el desastre" de los Juegos Olímpicos y la huelga desconvocada ayer, en la que la alcaldesa "no quería limpiar" las calles, sino "barrer los derechos de los trabajadores". "Si eso es una buena gestión...", dijo antes de proclamar que "han tenido que echar marcha atrás con la limpieza viaria".