El síndrome del intestino irritable (SII) se ha convertido en la principal enfermedad del aparato digestivo. Los afectados han aumentado un 8% en 10 años hasta alcanzar al 17% de la población, más de siete millones de personas (medio millón de ellas sin diagnosticar), según las sociedades científicas que investigan este trastorno, que tiene el doble de mujeres afectadas que de hombres. Dolor abdominal, hinchazón, estreñimiento o diarrea son algunos síntomas de esta enfermedad crónica, descrita por los pacientes como un "auténtico calvario", ya que a veces obliga a ir al retrete 20 veces al día.

La disfunción del intestino (todo, no solo el colon como se creía antes) y la alteración de la flora intestinal están en la base de esta dolencia. Junto a posibles factores hereditarios, episodios previos de gatroenteritis, depresión y ansiedad. La Fundación Española del Aparato Digestivo y la Sociedad Española de Patología Digestiva apuntan como factores el cambio de hábitos alimentarios, situaciones de tensión como el estrés, el exceso de trabajo, uso de antibióticos, las infecciones de microorganismos patógenos y el envejecimiento.

"No tiene nada que ver con las intolerancias alimentarias, sino con un trastorno de la movilidad y la sensibilidad digestiva", explica Miguel Bixquert, jefe del servicio de digestivo del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia). "El intestino es el órgano metabolizante más activo del organismo. Sus células se renuevan cada tres días y la flora intestinal puede modificarse ocasionalmente con cierta facilidad", agrega.

Los avances en el tratamiento de esta enfermedad crónica han sido poco eficaces desde 1830, en que se describió como colitis ulcerosa y después como colon irritable. Bixquert lo achaca a que, ante el desconocimiento de los mecanismos patógenos, la medicina se centra en tratar los síntomas.

PRODUCTOS PROBIOTICOS Los expertos han centrado desde hace cinco años sus investigaciones en el desarrollo de productos probióticos, que no están considerados como una medicina, con bacterias beneficiosas destinadas a colonizar la flora intestinal y ayudar a reforzar el sistema inmunológico del tubo digestivo. Los pacientes han experimentado mejorías, solo parciales, ya que las cepas carecían de capacidad para superar los jugos gástricos en el intestino y las sales biliares y llegar vivas a todo el intestino para aliviar las molestias y síntomas ligados al SII.

Uno de estos compuestos, patentado como Protransitus LP, ha demostrado salvar estos inconvenientes. Desarrollado por el Institut Rossell, empresa francocanadiense de origen español, está siendo comercializado en las farmacias por el laboratorio Salvat. Según la farmacéutica y también por varios médicos especialistas, ha alcanzado un índice de satisfacción superior al 95% en los más de 200.000 pacientes que en el último año han seguido el tratamiento en Francia y en los 50.000 que lo han probado en España.