La imagen tradicional de la mujer rolliza como el ideal de madre sana y fecunda no se ajusta a la realidad. Es lo que se deduce de un estudio realizado por el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) con 2.658 receptoras de óvulos. Las obesas tienen más dificultades a la hora de conseguir la implantación del mismo óvulo, la tasa de fecundación es más baja y sufren más abortos espontáneos que las delgadas.

El estudio ha llevado cuatro años y medio. Todas partían en condiciones parecidas puesto que, como explica el autor del estudio, el doctor José Bellver, "se han utilizado óvulos donados por mujeres jóvenes y no obesas". Así "se ha podido excluir", añade "la afección que tiene la obesidad sobre los ovarios, que ya está demostrada".

El trabajo se centra "en el efecto que el sobrepeso tiene sobre el endometrio", la cavidad uterina encargada de alojar el cigoto u óvulo fecundado. Más allá del peso corporal de las seleccionadas, el resto de sus características internas había de ser similar. Ninguna padecía afecciones en el útero ni riesgo significativo de aborto. En los casos de fecundación posterior al implante, el semen usado no sufría "patologías graves". Los embriones fecundados eran de buena calidad.

Conseguidas las condiciones ideales se obtuvo la muestra de 2.656 receptoras, la mayor de cualquier estudio realizado en el mundo. Se las dividió en cuatro grupos según su índice de masa corporal en una relación simple de peso y estatura. Las hay, pues, delgadas, de peso normal, con sobrepeso y obesas. Las cifras indican que la tasa de embarazo en las delgadas alcanza el 60,3%, mientras que en las obesas desciende hasta el 49,2%. El éxito en la implantación de células embrionarias es del 34,9% en las delgadas y del 29% en las obesas. Las mujeres receptoras estudiadas con gran sobrepeso padecieron un 18,3% de abortos frente al 14,8% de las delgadas.

Estos resultados obligan, según el doctor Bellver, a "asesorar a las pacientes sobre la necesidad de controlar el sobrepeso para incrementar la probabilidad de éxito en los tratamoentos de reproducción asistida". El estudio demuestra cómo los hábitos influyen en los embarazos.