La jornada festiva del Aid al Adha tiene un lado osuro. Según explica Isabel Parejo, del Instituto Halal, "solo un 40% de todos esos corderos se sacrifican en mataderos y cumpliendo las normas sanitarias". Dicho de otro modo, hoy, miles de corderos van a ser degollados en granjas, garajes y locales sin ningún tipo de higiene ni de control veterinario. No es difícil encontrar a inmigrantes musulmanes que reconocen que van a ser ellos mismos los que maten el cordero. "La tradición establece que el cabeza de familia debe de estar presente en el momento en que se sacrifique el cordero. Y en los mataderos municipales no podemos estar. Además, mucha gente no se fía de que se haya cumplido exactamente el rito religioso", cuenta un educador social marroquí de la localidad catalana de Tarrasa, donde varias asociaciones han pedido a las autoridades algún local donde las familias puedan estar presentes en el ritual y donde haya vigilancia veterinaria. "Hace años que pedimos a las autoridades y a los mataderos que se pongan en marcha sistemas para garantizar a la vez el respeto a la tradición y las normas sanitarias, pero no hemos obtenido respuesta", lamenta Romero, que advierte a quienes deciden tirar por su cuenta. "Estas personas no saben que están poniendo en peligro la salud de su familia".