TDtentaduras pasadas por el protésico. Mandatarios sonriéndose unos a otros, o sonriendo al gran jefe del mundo. Esa es la imagen que tengo del G-20. Casi unanimidad en la búsqueda de la complicidad de Obama .

Expertos analistas nos cuentan el resultado de la cumbre; nos dicen que los mandatarios han conseguido ponerse de acuerdo para que un nuevo orden financiero afronte la crisis y para que esto no vuelva a producirse; que los bancos no volverán a tener secretos; que los activos tóxicos, los que envenenan la economía con engaño para beneficio de unos pocos, serán desterrados y que se pondrá coto (¿solo coto?) a los paraísos fiscales. Bien. No dudo de que esa sea la intención pero yo sigo viendo demasiada dentadura forzada. Prefiero un semblante que transmita reflexión que la profusión de sonrisas a diestro y siniestro, y más bien a diestro. De nuevo es Norteamérica la que se ofrece a liderar el proceso y de nuevo el resto, más concretamente los dirigentes de Europa (los otros me parecían más comedidos) daban efusivamente su asentimiento.

Me temo que estamos en las mismas. Antes o después saldremos de la crisis, pero no será porque le importemos al capitalismo sino porque somos el oxígeno que necesita para seguir respirando. Es como el fuego que se apaga si le tapas los respiraderos. No le queda más remedio que mantenernos con vida.

Quizás haya más control, pero los paraísos fiscales existirán para guardar el dinero que continuará desapareciendo; seguirán los escondidos secretos y aparecerán otras maneras de intoxicarnos a través de sofisticados timos y ya se sabe, que tan culpable es el timador como el timado, ambos pecamos de avaricia. Seguimos corrompidos, intoxicados, mientras en el mundo impera un nuevo populismo de blancas sonrisas.