Agentes del Cuerpo de Rurales de la Generalitat han interceptado dos barcas que faenaban furtivamente con artes de pesca masivos y no selectivos en el conocido como Aiguabarreig del Segre i el Cinca, una zona declarada de interés natural desde hace años por su valor ecológico. Los furtivos se enfrentan a penas de hasta dos años de prisión por un delito contra la fauna.

Los agentes detectaron, durante un servicio ordinario de vigilancia por el río Segre el pasado miércoles, en el término municipal de Seròs, cómo dos barcas ocupadas por cinco pescadores, bajaban por el río en dirección a La Granja d'Escarp, el pueblo donde el Segre se une con el río Cinca y forma una zona de alto interés ambiental. Después de observarlos con prismáticos y no ver las cañas de pescar, los agentes rurales sospecharon de alguna posible ilegalidad. Durante unas cuatro horas estuvieron siguiendo y vigilando a los individuos y, entrada la noche, pudieron interceptar, conjuntamente con una unidad de los Mossos d'Esquadra, las dos barcas neumáticas equipadas con salabres, redes, un aparato eléctrico y unos 150 kilos de pescado, principalmente carpas, siluros y algún barbo.

Según testigos de la zona no es la primera vez que ocurren estos hechos, y según la metodología empleada (pesca masiva no selectiva), podría tratarse de un grupo organizado que luego comercializa el pescado. Este tipo de pescado es muy preciado en países del Este y de hecho, en la zona había un vehículo frigorífico con lo que podrían transportarlo. Los mismos testigos habían visto en otras ocasiones también el vehículo frigorífico.

El hecho de que la pesca eléctrica esté considerada un arte masivo y no selectivo hace que este sea un presunto delito contra la fauna con penas que van de los cuatro meses hasta los dos años de prisión, informa la Conselleria d'Agricultura de la Generalitat.