En el centro de salud Vicente Soldevilla, situado en Puente de Vallecas, el barrio madrileño con mayor transmisión de covid de España (1.078 casos por 100.000 habitantes), los profesionales han llegado a tal hartazgo que colocan un cartel en la entrada principal en el que indican cuántas consultas de medicina general realizan (más de 500 cada jornada), a cuántos pacientes con covid atienden (unos 50) y el número de pcr diarias (unas 100). Además, informan de cuantos médicos y pediatras faltan, porque hace tiempo que la plantilla no está al completo. “Estamos haciendo todo lo posible para atenderles”, añade en tono conciliador el letrero.

Y es que los profesionales de este ambulatorio han decidido colocar el cartel ante la conflictividad que se genera en la puerta, donde casi todos los días se registran colas de personas que, ante la imposibilidad de concertar una cita telefónica, se acercan al centro sanitario en busca de una solución a sus problemas médicos pero, ante el colapso, en más de una ocasión culpan de la situación a los trabajadores del centro.

Cartel en el centro de salud Vicente Soldevilla, en Vallecas / PATRICIA MARTÍN

“Estamos hartos, viene gente sin mascarilla, con síntomas y encima nos culpan a nosotros, es tal el nivel de estrés que llevo tres meses tomando lexatin”, se queja una celadora a la entrada del centro. Pocos metros más allá, Paco, con su hijo de tres años, explica a otro celador que necesita un informe médico pero que le ha sido imposible solicitar una cita telefónica. El trabajador toma nota de su número de teléfono y le indica que le llamarán al día siguiente. “A ver si es verdad, porque últimamente es imposible conseguir cita con el pediatra”, comenta.

El doble de pacientes

Esta escena, con las variantes lógicas, se repite desde hace días en la mayoría de los centros de salud madrileños, ante el avance de la pandemia en la comunidad. Las líneas telefónicas están colapsadas y las personas que tienen una urgencia o síntomas de haberse contagiado, no tienen más remedio que acudir al ambulatorio, de forma que muchos profesionales de la atención primaria, sobre todo en los barrios con más contagios, se ven obligados a atender cada día, entre pacientes presenciales, visitas ambulatorias y llamadas telefónicas a unos 60 pacientes al día, cuando la media recomendada por turno es de 30. Es decir, el doble o más.

A esto contribuye que la atención primaria en la Comunidad de Madrid sufrió duros recortes, durante la crisis, que no se han revertido, ni siquiera cuando el Gobierno central pidió que se reforzara como exigencia para la desescalada. De hecho, aunque los sindicatos y asociaciones profesionales reclamaban, ya antes de la pandemia, que se contrataran más de 600 médicos de familia y 150 pediatras para paliar los déficits, en los últimos meses apenas se han hecho contrataciones porque a los profesionales recién licenciados no se les han ofrecido condiciones “atractivas” y han preferido ejercer en otras áreas o autonomías, según explica José María Molero, de la Sociedad de Medicina de Familia y Comunitaria Semfyc.

A esto se une que en torno a un 10% de los profesionales sanitarios están de baja, muchos de ellos porque son vulnerables al covid, pero no se les ha dado la posibilidad de teletrabajar.

Rastreo y tareas burocráticas

Y, por último, al coctel de ineficacia se añade que los médicos tienen que realizar el rastreo a nivel domiciliario, ante la escasez de rastreadores, además de tareas burocráticas.

Ante esta situación, el sindicato médico mayoritario, Amyts, ha convocado una huelga indefinida en la atención primaria a partir del 28 de septiembre. “Ha sido una petición unánime de los afiliados por las condiciones laborables lamentables y las agendas inabarcables que impiden la más mínima calidad asistencial”, asegura su secretario general, Julián Ezquerra.

Frente a ello, la respuesta del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha sido anunciar un futuro plan con mejoras organizativas y retributivas, que no se sabe si contentará a los profesionales, a las puertas de unos días claves para saber si la epidemia en Madrid se estabiliza o avanza y obliga a tomar nuevas y duras restricciones.