A Julia le empezaban a faltar hoy medicinas. La vecina de abajo se encargó de comprárselas. "Mauri es muy buena y me ha hecho el favor", explica Julia que acaba de cogerlas del ascensor. "Mauri ha bajado a la farmacia, las ha metido en una bolsita y ha pulsado el botón del tercero. Ya las tengo". Julia se siente aliviada. No sale de casa y necesitaba su dosis para la tensión, y el orfidal, que es lo único que la ayuda a conciliar el sueño.

Esta mañana se encontraba más animada. En la repisa del salón tiene un CD del Dúo Dinámico. A ella le recuerda a su juventud. Su preferida siempre ha sido ‘El final del verano’ porque era la típica que escuchaban los de su pandilla y con la que bailó algún ‘arrimao’ con un novio que tuvo del Cimov (que ahora se llama Cefot). "El muchacho se llamaba Samuel, él decía Samué porque era de Cádiz, de Caí, decía él. Al final se casó con una enfermera. No he vuelto a saber de él".

En Julia algo ha cambiado desde ayer. Escuchó en la tele que la canción del Dúo Dinámico que se ha puesto de moda es ‘Resistiré. Ahora es lo único que escucha de aquel CD que se compró en la gasolinera Mirat, en los años en los que en las gasolineras de Cáceres, como en las de todo el país, la música se vendía, se compraba, y no se regalaba como ahora.

Julia vive por San Blas, el barrio cuyos vecinos han pedido colaboración a Retales Manolo para hacer mascarillas. Diego Bravo, su gerente, les ha donado fieltro. "Ahora hay gente que está diciendo que no están homologadas, evidentemente, no, pero es que no hay mascarillas por ningún sitio. Las han hecho con la tela y han colocado una goma. Algo te protegerán".

Retales Manolo tiene el gafe. Primero fueron las obras de Alzapiernas, ahora el coronavirus. Ha tenido que cerrar. Él y sus 10 empleados están en casa. "No es solo que no se cobre, es que tenemos que pagar a los trabajadores, y pagar a la Seguridad Social, y pagar a los proveedores todo el género de primavera y verano que, a este paso, y si la cosa sigue así, no vamos a poder poner a la venta".

Lo mismo le ocurre a Gema Galán, que tiene su puesto de frutería en el Mercado de la Ronda del Carmen. Ella es de Casar de Cáceres, está encerrada en casa porque sus padres son mayores, tiene un hijo pequeño, y prefiere evitar riesgos. "Mi marido trabaja en una carpintería. Cierran la puerta, están todos dentro y allí no entra ni Dios".

Las pérdidas económicas de la pandemia serán difíciles de superar. "Pago la cuota de autónomo, y la cuota del puesto del mercado. Solo en eso se me van más de 400 euros mensuales".

Hay decenas de pequeñas catástrofes en este Cáceres que mañana será sitiado por el Ejército. Mientras, en las redes sociales, desde la tercera planta del Hospital Universitario de Cáceres, las enfermeras, al ritmo de Coldplay, nos dicen que nos han estado escuchando aplaudir desde los balcones, que ellas están dispuestas a darlo todo, que las ayudemos.

Es un mensaje enternecedor que Julia mira mientras escucha esa canción del Dúo Dinámico y tararea: "Soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie". Sale al balcón y ve que su cactus ha florecido. Milagros de la vida frente al caos de la pandemia.