El presidente de la Generalitat, José Montilla, se define como "católico no practicante", y eso que en sus tiempos de estudiante llegó a sacar alguna matrícula de honor en la asignatura de Religión. Procede de una familia en la que el credo se vivía desde la proximidad pero sin dogmatismos, según su propia descripción.

El candidato del PSC es una persona racional. Se considera "una persona poco mística", aunque reconoce que la fe puede ayudar a sobrellevar momentos de sufrimiento. A la hora de definir al Papa Benedicto XVI, opta por la corrección. "Es el líder espiritual de centenares de miles de católicos catalanes y del resto del mundo", responde.

Montilla subraya valores propios del catolicismo como la solidaridad, la fraternidad y la igualdad que en su opinión son compartidos con el socialismo democrático. "La religión católica es uno de los pilares sobre el que se ha construido nuestra cultura y nuestro imaginario colectivo", recuerda.

Por el contrario, y más como lamento que como crítica, reconoce que las jerarquías, también la de esta Iglesia católica, acostumbran a ir por detrás de la sociedad.