La cúpula de Spanair que debe enfrentarse estos días al recuerdo de la tragedia de Barajas es diferente a la que estaba al frente de la compañía el 20 de agosto del 2008, salvo los directores de operaciones y de recursos humanos.

Cuando se estrelló el MD-82, la escandinava SAS era accionista mayoritario y llevaba meses intentando vender su deficitaria filial española. Un año después, la segunda aerolínea del país tras Iberia sigue con dificultades, pero con nuevos dueños, nuevopresidente, sede, objetivos estratégicos e incluso de logo.

La venta de Spanair se produjo el 30 de enero, cuando una sociedad participada por instituciones públicas y empresarios de Catalunya, Iniciatives Empresarials Aeronàutiques, compró el 80,1% de la aerolínea a SAS. A las pocas semanas fue nombrado presidente de la compañía Ferran Soriano, que fue vicepresidente económico del FC Barcelona con Joan Laporta.

Spanair fue adquirida por el precio simbólico de un euro. SAS se comprometió a asumir la deuda anterior de la compañía --500 millones de euros en el 2008-- y también las posibles indemnizaciones por el siniestro. La nueva dirección tiene previsto reducir este año su flota de 63 a 48 aviones. El año pasado, la facturación de Spanair superó los 1.000 millones de euros, con más de 10 millones de pasajeros y 2.665 empleados a tiempo completo.