Los trapitos de Stella McCartney (en la foto, en octubre, en París) no se venden. La firma de la diseñadora, con más apellido que nombre, ha perdido 10 millones de euros (1.664 millones de pesetas) en dos años. Es demasiado cara y excesivamente juvenil, según los críticos. Stella insinuó que podría emular a su padre: "Si a la gente le deja de gustar mi ropa, voy a grabar un disco".