Oliver Stone está acostumbrado a las polémicas que desata su trabajo. Y, una vez más, la pasión y los argumentos con los que defiende sus tesis le van a hacer falta. Al menos en casa, porque su última obra, un documental presentado en Sundance y titulado Comandante , tiene como protagonista a uno de los enemigos históricos de las administraciones de Estados Unidos: Fidel Castro.

En abril, Stone se reunió en La Habana durante tres días con el líder cubano, como parte de un proyecto coproducido por España y Argentina que cuenta con la participación catalana de Media Pro. Lo grabó cómo ninguna cámara lo había grabado. Dialogó con él. Evitó una sobredosis de preguntas comprometidas, pero discutió. Y tras seleccionar las 30 horas de material, realizó uno de los retratos más íntimos de un hombre --nunca mencionado en Comandante como un dictador-- del que tiene una opinión inusual en EEUU.

LA REVOLUCION

"El señor Castro está por encima de la media en su respeto a la legalidad. Es un hombre moral", asegura Stone, que compara al cubano con "un personaje de Marcello Mastroianni" y con Alejandro Magno, objeto de su próximo proyecto de ficción.

Stone entabló con Castro "una relación similar a la de un director con una estrella de cine". El documental permite ver a un hombre que se emociona al recordar a su madre, que admira a Sofia Loren y Brigitte Bardot, un padre que admite que cambió el tiempo dedicado a sus hijos por el de la revolución, y un político que tiene destellos de humor. "Si fueras de la CIA, me habrías traído Viagra, en un intento de matarme de un ataque al corazón", bromea Castro.

Si Comandante está lista para la polémica, Balseros , el documental catalán que se acerca a Cuba desde la perspectiva de la emigración económica, está listo para triunfar. El trabajo de Carles Bosch y Josep Maria Domenech ha sido elogiado por la crítica y el público. Y despierta el interés de personajes como el propio Stone, que el viernes pidió una copia del documental.

Los dos trabajos han permitido una aproximación a un cine de contenido político y social que --salvo excepciones en documentales y en largometrajes de ficción como Los lunes al sol y la brasileña Ciudad de Dios -- no predomina en Sundance.

Y eso que muchos, incluyendo a Robert Redford, ven este certamen como una opción para romper el pensamiento único dominante en EEUU. "El papel que desempeña (el festival) es más relevante que nunca, especialmente en términos de libertad de expresión --asegura el fundador de Sundance--. Después del 11-S, por ejemplo, no era patriótico plantear preguntas. Y eso es lo que hace el cine independiente: tiene el valor de preguntar".

PENELOPE CRUZ

Penélope Cruz llegará hasta el martes a Park City como parte del elenco de Masked and anonymous , una de las cintas más esperadas del festival, que cuenta con Bob Dylan como principal atracción y que ya ha comprado Sony Pictures Classics.

Mientras Penélope llega a Utah, el público ha encontrado un posible relevo en la pantalla. El sábado comenzaron las proyecciones de Dot the i , una coproducción hispano-británica protagonizada por Gael García Bernal y Natalia Verbeke, cuya actuación despertó comparaciones. "¿Será la próxima Pe?", se preguntaban algunos espectadores.