Dos pruebas periciales de que el uso del cuerpo como instrumento político ni empieza ni acaba en Femen. Ya las sufragistas, en el siglo XIX, llevaron a cabo protestas dramáticamente simbólicas como huelgas de hambre y echarse a los pies de los caballos. Las feministas de los años 70 también apelaron al cuerpo y con la quema de sujetadores simbolizaron que los habían liberado de la Iglesia, del Estado y de la mirada masculina. En aquellos años de guerrilla, las activistas se enseñaban unas a otras técnicas para resistir. Las sufragistas, por ejemplo, ensayaron formas de entrelazar sus brazos y piernas para enfrentarse a los policías a caballo.