La actuación de la policía de la ciudad de Colonia fue seriamente cuestionada ayer por diversos medios alemanes que acusaron a las fuerzas de seguridad de haber intimidado y llevado al suicido a Rolf B., un joven de 17 años que presuntamente iba a cometer hoy una matanza en el instituto Georg Büchner de Colonia, del que era alumno. Tras interrogar a otro sospechoso, el fiscal concluyó que "los jóvenes desistieron de su plan mucho antes de la intervención policial".

Rolf B. se lanzó bajo las ruedas de un tranvía el domingo, tras haber sido interrogado por la policía el pasado viernes. En ese momento, de acuerdo con la versión policial, el menor reconoció que planeaba perpetrar la matanza hoy, pero fue liberado tras comprometerse a retirar de internet una amenaza en este sentido. La policía había sido alertada por otros estudiantes.

"EXPLICACION FIDEDIGNA" El plan hubiera sido llevado a la práctica en compañía de Robin G., de 18 años, también alumno del instituto, al que la fiscalía puso ayer en libertad después de que se mostrara dispuesto a recibir un tratamiento psiquiátrico y diera una "explicación fidedigna" de cómo el plan inicial había sido abandonado.

Ante la ola de críticas, las autoridades policiales negaron ayer haber sometido a presión a Rolf B. y se mostraron sorprendidas con el desenlace ya que, según los agentes, nada indicaba que hubiera riesgo de suicidio.

Los dos jóvenes habían colgado en internet imágenes de la matanza de Columbine (EEUU), donde en 1999 dos escolares mataron a 12 compañeros y a un profesor y luego se suicidaron.

Según la policía, los dos jóvenes alemanes tenían intención de causar muertos y heridos hoy, al cumplirse el primer aniversario del asalto a una escuela de Emsdettem. En aquella ocasión, un estudiante entró armado en un centro de enseñanza media y disparó contra profesores y alumnos, hiriendo a 37 personas, para luego suicidarse.

El portavoz de la policía, Norbert Wagner, dijo que las fuerzas de seguridad recibieron una información procedente de otros estudiantes de la que se desprendía que los sospechosos tramaban desde hace tiempo cometer la masacre y que incluso habían difundido algunos detalles en internet. Todo ello llevó a la policía a registrar los domicilios de los sospechosos.

ARMAS En las viviendas encontraron dos armas cortas de balines plásticos, dos ballestas con 16 flechas de metal, instrucciones para la fabricación de artefactos explosivos caseros y una lista con los nombres de los 17 condiscípulos y maestros que habían elegido como víctimas. Todo este material fue presentado ante el fiscal de Colonia.