Más de 700 personas entrevistadas, 2.000 diligencias practicadas, 15 meses de investigación, un sumario de 4.000 páginas, especulaciones, desmentidos, y todo, en el fondo, para casi nada. Las investigaciones sobre el caso Maddie , que fueron puestas a disposición de los medios el lunes pasado, vienen a ser un inmenso monumento al vacío. No es solo que la policía portuguesa no tuvo nunca ninguna prueba que permitiera explicar parte de lo que ocurrió el 3 de mayo del 2007 en el que la niña británica desapareció de un apartamento turístico del Algarve --eso ya se sabía, de ahí que a comienzos de julio el suceso se dio por irresoluble--, es, sobre todo, que uno de los casos más mediáticos de la historia reciente estuvo en manos de agentes que sembraron la investigación de, cuando menos, actuaciones dudosas: desde mentir a los padres para tratar de incriminarlos hasta no hacer públicos los retratos de dos sospechosos.

Lo dicen los propios fiscales encargados del caso, que concluyen que no ha habido en todo este tiempo "ninguna evidencia que permita formarse una conclusión lúcida, sensata, seria y honesta sobre las circunstancias de la desaparición de Madeleine". Sobre la declaración como sospechosos oficiales, el pasado septiembre, de Kate y Gerry McCann, los padres de la pequeña, en lo que supuso uno de los puntos álgidos y más morbosos de todo esta historia --quizá el que más, con la madre siendo interrogada durante horas mientras un ejército de periodistas esperaba su salida--, el ministerio público viene a decir que no hay ninguna base para sustentarla.

NO SON SHERLOCK HOLMES "Aunque, como hipótesis, se admitiese que pudieron ser los responsables por la muerte de la niña, faltaría por explicar cómo, dónde, cuándo, con qué medios, con la ayuda de quién y dónde se deshicieron del cuerpo en tan corto espacio de tiempo del que, para eso, habrían dispuesto", dice la fiscalía en un escrito firmado el 21 de julio. Después, el ministerio público pasa a ningunear a los agentes del caso. "Esto, desafortunadamente, no es una novela policiaca --explican los fiscales Joao Melchior Gomes y Jose de Magalhaes y Menezes--, un crimen hecho para las mentes investigativas de un Sherlock Holmes o un Hercule Poirot, guiadas por la ilusión de que las fuerzas de la ley y la justicia siempre prevalecerán".

Solo que los agentes, se creyeran o no el detective Holmes --el principal policía en la investigación, Gonçalo Amaral, apartado del caso, ha publicado un libro en el que insiste en que los padres son los principales sospechosos--, sí creían tener una base para desconfiar de Kate y Gerry McCann, médicos de profesión. Es esta: ambos se comportaron de forma extraña. Al parecer, para la Policía Judicial lusa (PJ), el hecho de que los progenitores defendieran siempre la tesis del rapto frente al homicidio y que ella no quisiera contestar a las 48 preguntas que le formularon durante el interrogatorio son fundamentos suficientes para concluir que podían estar detrás del misterio.

MUESTRAS GENETICAS Porque el otro pilar sobre el que basaron su consideración como sospechosos, como se ha sabido ahora gracias al levantamiento del secreto de sumario, resultó falso desde el primer momento. Nunca se pudo probar que el ADN hallado tanto en el apartamento de Praia da Luz como en el coche que los padres alquilaron después de la desaparición perteneciera a la niña. Los técnicos encargados de analizar las muestras genéticas dijeron desde el primer momento que estas no eran "concluyentes", pero, incluso así, los policías aseguraron a los padres que habían probado que estas pertenecían a Maddie.

Hay más actuaciones policiales inexplicables. La más importante: ¿por qué la PJ no distribuyó los retratos robot que se realizaron tres días después del rapto u homicidio de la menor, en base a las declaraciones de los testigos? Las imágenes se conocen ahora porque aparecen en ese casi inabarcable sumario.

Para Kate y Gerry McCann, en cambio, la publicación de los archivos ha hecho que aumente su esperanza. Según dijo ayer a la BBC el portavoz de la familia, Clarence Mitchell, "siguen albergando la esperanza de que Maddie está encerrada en algún lugar".