Aeropuertos cerrados, pérdidas en las cosechas, afectaciones en el turismo, enfermedades respiratorias e incluso brotes de meningitis son algunos de los efectos perniciosos que las tormentas de polvo y arena, fenómenos típicos de los desiertos, pueden ocasionar en territorios situados a miles de kilómetros de los núcleos de formación. "En Barcelona --pone como ejemplo Xavier Querol, especialista del Instituto Jaume Almera del CSIC--, el umbral de calidad del aire se supera unos 15 días al año por culpa del polvo sahariano". "En China --añade José María Baldasano, catedrático de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC)-- están muy preocupados por la posibilidad de que las tormentas de arena, muy comunes en la región de Pekín, afecten a los Juegos Olímpicos".

Para prevenir y actuar a tiempo, hasta con cinco días de antelación, un programa internacional prepara la puesta a punto de un sistema de alertas. El gran ordenador MareNostrum , del Centro de Supercomputación de Barcelona (BSC), será una pieza clave del entramado.

El Sáhara, el Gobi, el Arábigo y otros grandes desiertos terrestres son unas inagotables fuentes de tormentas de arena. Las altas temperaturas, la insolación extrema, la baja humedad y las lluvias violentas tras meses de sequía absoluta aceleran la erosión de la corteza terrestre hasta convertir las rocas en un conjunto de minúsculos granos, a menudo de tamaño inferior a las 100 micras (0,1 milímetros), que los vientos se encargan de exportar al resto del planeta. Siguiendo las corrientes atmosféricas, la arena puede elevarse a 4.000 metros de altitud y desplazarse hasta 4.000 kilómetros de distancia. Dice el IPCC, el grupo de la ONU sobre cambio climático, que tres mil millones de toneladas de pequeñas partículas están siempre flotando en la atmósfera.

TRES CENTROS DE CONTROL El nuevo sistema global de predicción y alerta de tormentas de polvo, auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y que cuenta con la participación de 40 países, tendrá tres centros de control y análisis: España, que coordinará toda la información relativa a Europa, Africa y Oriente Próximo; China, que se encargara de la gestión en Asia oriental, y Estados Unidos, que hará lo propio con el continente americano. "El sistema estará operativo entre los años 2010 y 2012", dice Baldasano, coordinador de los programas de Ciencias de la Tierra en el BSC.

Dentro del territorio español, las islas Canarias son lógicamente la región más afectada, pues se han llegado a alcanzar concentraciones de hasta 1.000 microgramos por metro cúbico, 20 veces el umbral de calidad del aire. Emilio Cuevas, director del Centro de Investigación de Iza-

ña, del Instituto Nacional de Meteorología (INM), recuerda que en casos extremos algunos aeropuertos deben reducir o incluso interrumpir el tráfico --"el polvo no deja ver más allá de 100 metros"-- y algunos hospitales agotan sus reservas de oxígeno ante la avalancha de problemas pulmonares. "Conocer con precisión la llegada de una tormenta de arena --resume Cuevas-- puede ser muy útil para planificar la actividad aeroportuaria y las necesidades de bombonas de oxígeno". El líneas generales, el umbral sanitario por polvo sahariano se supera el 20% de los días en Canarias, el 15% en el sur de la península y el 8% en el norte.

VELOCIDAD Y DIRECCION Estos ejemplos muestran, dice Baldasano, "la importancia de implantar un sistema mundial de predicción" que pueda determinar con antelación la formación de grandes tormentas de arena, la dirección que tomarán y la velocidad. El sistema estará configurado por las observaciones que faciliten los satélites de la NASA y por una amplia red terrestre de estaciones de teledetección. El MareNostrum y otros ordenadores de EEUU y China serán los encargados de analizar los datos y hacer las predicciones.