La Constitución debe prevalecer siempre sobre las emociones". Con esta aseveración, el Tribunal Supremo del estado de Florida decidió el jueves anular una ley impulsada el año pasado por el gobernador, Jeb Bush, para mantener con vida a Terri Schiavo, una mujer en estado vegetativo permanente.

La sentencia supone una victoria para los defensores de la eutanasia y un revés para el hermano del presidente de Estados Unidos, George Bush, al que los magistrados han recordado la vigencia de la separación de poderes. Pero, aunque el gobernador no ha anunciado si recurrirá contra la decisión, le quedan ocho días de plazo para hacerlo. Mientras lo piensa, Schiavo debe ser mantenida con vida, y si Bush decide finalmente apelar, la muerte de la mujer podría retrasarse años.

UNANIMES Los siete jueces fueron unánimes al considerar que la denominada ley Terri, presentada por Jeb Bush y aprobada por la Cámara estatal el 21 de octubre del año pasado, viola la separación de poderes. El gobernador aceleró su aprobación cuando, tras una intensa batalla en tribunales entre los padres y el marido de la mujer, la justicia acabó inclinándose del lado del esposo. El cónyuge, con permiso de un juez, desconectó a Schiavo, pero Bush aprobó la ley e hizo que la entubaran de nuevo.

14 AÑOS EN ESTADO VEGETATIVO La mujer, de 40 años, entró en estado vegetativo permanente en 1990, cuando un fallo cardiaco paralizó gran parte de su actividad cerebral. Inicialmente, su familia estuvo unida y los padres y el marido incluso vivieron juntos antes de empezar a pelear en 1992, cuando Michael Schiavo, el esposo, ganó un millón de dólares en un caso de negligencia médica por el estado de su mujer.

En 1997 la madre del marido murió de cáncer y él empezó a creer que la recuperación de Terri era imposible, tras lo que comenzó a decir que su mujer le había dicho en varias ocasiones que no quería ser mantenida artificialmente con vida. Los padres iniciaron entonces su batalla en los tribunales.

Hay indicios de que Jeb Bush podría abandonar su lucha. "Está disgustado con la sentencia pero reconoce que el Supremo de Florida es el árbitro definitivo en lo referente a leyes estatales", dijo una portavoz.