"Las redes sociales no son más que un reflejo de la vida real; todos los delitos que se puedan cometer en ellas ya existen fuera de las pantallas de ordenador", se defienden sus partidarios.

Sin embargo, lo que no pueden esconder estos fieles son las dificultades para desaparecer de ese mundo. Facebook, por ejemplo, ha intentado en varias ocasiones aplicar la denominada licencia perpetua para quedarse con todos los datos del usuario cuando este deserte. Por ahora no ha tenido, No obstante, más remedio que recular, pero no son pocos los internautas que denuncian que, tras eliminar su perfil, volvieron a crear uno nuevo meses después y se toparon con todo lo que habían colgado anteriormente.

A OTROS LUGARES El problema, además, es que parte de la información que se incluye en estas redes sociales se traslada a otros lugares de internet. "Por defecto, estas plataformas permiten que algunos de los datos de sus usuarios aparezcan indexados en los buscadores tipo Google y Yahoo". Otro ataque a la protección de la intimidad que, cierto es, se puede frenar en alguno de los apartados que aparecen en estas comunidades, aunque "es necesario ser un usuario avanzado para saber encontrar el lugar desde el que hacerlo", les recrimina Rallo.

Asimismo, muy receloso con la estructura de este tipo de portales, el director de la Agencia Española de Protección de Datos reconoce igualmente que estas redes "han tenido un éxito que ni ellas se esperaban hace dos años, lo que pasa es que el éxito no ha ido acompañado de un correcto proceso de información". Como en toda internet, siguen quedando muchos aspectos sumidos en el caos organizativo, que esperan una solución.