Un grupo de vecinos quejosos con el ruido nocturno del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife pueden dar al traste con esta fiesta de tradición centenaria. Un juzgado de la capital comunicó ayer la suspensión cautelar de todos los actos musicales que superen los 55 decibelios a partir de las diez de la noche. La medida, que afecta al grueso del carnaval que se celebrará la próxima semana, fue acogida con "indignación" y "honda tristeza" por el alcalde Miguel Zerolo. "Han mutilado una fiesta que tiene más de 200 años de historia y con la que no han podido el hambre, la emigración, la guerra civil ni la dictadura", sentencia una bando de la corporación.

El año pasado, un puñado de residentes en la zona centro consideraron vulnerados sus derechos porque la música de los quioscos se mantiene a elevado volumen desde la tarde hasta la madrugada durante al menos una semana y presentaron la demanda. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias reconoció hace escasamente una semana que la celebración de las fiestas en el centro de la ciudad "viola los derechos fundamentales" si el ruido sobrepasa los 55 decibelios, según recordó ayer el letrado de los vecinos.

La medida, de confirmarse, afectará a actos de gran relevancia, como la Cabalgata Anunciadora, prevista para el próximo jueves, y el concurso de comparsas, ritmos y armonía, del viernes. Estas rúas, que empiezan a las ocho de la tarde, deberán concluir antes de las diez para ajustarse al auto judicial o situar su umbral de ruido por debajo de los 55 decibelios. Pero lo que de verdad corre peligro son las fiestas populares en la calle.

Algunos tinerfeños expresaron ayer mismo frente a los juzgados su disconformidad con el auto. El alcalde pidió a la población "tranquilidad, sosiego y paciencia hasta ver qué pasa el lunes". Para ese día está previsto que consistorio y demandantes intenten llegar a un acuerdo.