Una mujer de 43 años afectada por una insuficiencia cardiaca imposible de resolver con fármacos o por medio de un trasplante vive desde hace dos semanas con un aparato de titanio implantado en el tórax que suple a su ventrículo izquierdo y ejerce las funciones imprescindibles de un corazón. La intervención, sin precedente en España, se practicó en el Hospital de Bellvitge y supone una alternativa al implante de un corazón artificial completo.

La enferma, de nombre Cinta y vecina de Tortosa (Baix Ebre), tenía una expectativa de vida de pocas semanas, explicaron ayer los médicos. "Ahora, esperamos que viva años", afirmó Eduard Castells, responsable de cirugía cardiaca en Bellvitge.

El ingenio implantado es una turbina cilíndrica, forrada de material biocompatible, que levita magnéticamente en el interior del tórax empalmada al ventrículo izquierdo. Desde ahí, extrae cinco litros de sangre por minuto y los envía con fuerza a la arteria aorta, que la distribuye al resto del cuerpo.

"Aunque, anatómicamente hablando, un corazón consta de dos ventrículos, cuatro aurículas y cuatro válvulas, en la práctica, la presión y la resistencia que controla el ventrículo izquierdo son cuatro veces superiores a las del derecho --explicó Castells--. El ventrículo derecho del corazón está muchas veces anulado, y se puede vivir sin él".

Pesa 200 gramos y ocupa 12 centímetros de largo por tres de diámetro. El cable de alimentación eléctrica sale al exterior del cuerpo de Cinta por un punto del vientre y se conecta a cuatro baterías de 15 centímetros de longitud que le proporcionan una autonomía de 16 horas. Si está en casa, puede conectarse a la red eléctrica, algo que los médicos no creen del todo aconsejable si quiere evitar fallos imprevistos de suministro en red.

MAS AGIL QUE LOS ANTIGUOS "En el futuro, lo lógico es conseguir unas baterías más pequeñas y fáciles de llevar, que emitan energía sin necesidad de estar conectadas a un cable", reconoció Castells. Este asistente mecánico cardiaco, como se denomina al aparato, es mucho más ágil y eficaz que los múltiples prototipos de corazón artificial experimentados desde que en 1969 el doctor Decton A. Cooley, de EEUU, implantó el primer ingenio metálico que sustituyó al bombeo fisiológico.

"El concepto moderno no es suplir al corazón completo, sino imitar sus funciones esenciales --describió el cirujano--. Lo que se busca es un sistema simple, perfecto y duradero que asegure el flujo continuo de la circulación sanguínea".