THte leído en este diario que 500.000 españoles podrían dejar de fumar este año. Una mala noticia para la industria tabaquera y una buena, a su vez, para ese medio millón de ciudadanos. Se constata así la tendencia a la alta de personas que tras rendirse a la nicotina durante media vida deciden dejarla para salvar la otra media. Que morirán tarde o temprano es una certeza, pero ahora al menos no saben de qué. Y es que el tabaco como principal causa de mortalidad se había convertido en una costumbre de lo más conservadora. La ley antitabaco impulsada por el gobierno progresista de Zapatero abre un amplio abanico de posibilidades. De palmarla, digo. Tendremos que aprender a morir por otras vías. ¿Qué dirían los lectores de Agatha Christie si el asesino no fuera el mayordomo sino un vulgar puro Montecristo?

En fin. La vida sana se impone. Llegaremos a un punto en que los camellos de Las Barranquillas dejarán el negocio de la droga para vender chicles sin azúcar y batidos de soja. Ya lo dijo Alfonso Guerra : "A España no la va a conocer ni la madre que la parió". Y tanto. Mi amigo Bubi se queja de que ya no distingue este país --o como quieran llamarlo ahora-- de La casa de la pradera de Michael Landon . Los no fumadores, hartos de tragar el mortífero humo de tabaco, resoplan de alivio con esta ley. Aunque bien mirado, si el asunto era, como insinúa el Gobierno, salvar vidas humanas, lo que deberían haber hecho es cortar por lo sano e ilegalizar la muerte. Espero que las fuerzas políticas tengan en cuenta mi sugerencia para la próxima legislatura. textamentosgmail.com