La televisión pública catalana se ha caracterizado en sus casi treinta años de vida por realizar reportajes de investigación de gran calidad técnica y periodística. Hoy que internet nos lo acerca todo, nos es fácil acceder a un programa como 30 minuts, que ha recibido infinidad de premios en diferentes países y que nos ha permitido conocer historias espeluznantes como la de Los niños perdidos del Franquismo . Montse Armengou y Ricard Belis , periodistas que han estado detrás de muchos de esos excepcionales reportajes, tienen preparado uno sobre la monarquía y la república, pero lleva más de dos meses sin emitirse. No es porque haya problemas técnicos sino porque la dirección de la cadena quiere retocarlo y darle un enfoque distinto. Montse y Ricard han chocado contra uno de esos tabúes con los que convivimos desde hace décadas y que se resume en la imposibilidad de poner en tela de juicio a la jefatura del Estado y a su familia. No son los únicos intocables: jueces, magistrados, fiscales, militares de alto rango e incluso autoridades eclesiásticas tienen todavía la capacidad de acallar cualquier crítica y amordazarla en aras de una estabilidad institucional. A lo mejor es hora de empezar a romper tabúes, alcanzar la mayoría de edad colectiva y decir sin tapujos que las monarquías hispánicas no han sido nunca dulces cuentos de princesas sino herederas de muchas complicidades dictatoriales, aristocracias añejas y negación absoluta del principio democrático de la igualdad. Si el reportaje de Armengou y Belis no puede emitirse deberíamos empezar a preocuparnos por nuestro sistema de libertades y algo más.