Termina octubre y a los aficionados a la náutica les toca echar el pie a tierra. En el Club Náutico Tajomar se ha dado por terminada la temporada náutica 2008 y se arrian ya las velas para acometer las tareas de proteger las embarcaciones contra la lluvia y otras inclemencias del tiempo.

Los directivos de este histórico club náutico cacereño dan por concluida la que consideran una "completa y exitosa" temporada náutica que, según Ramón Manzano, "ha sido especialmente interesante para la práctica de la vela en el Tajo tanto por la cantidad de agua embalsada, que en el pasado mes de abril rondaba el 92% de la capacidad del embalse de Alcántara, como por la calidad, pues ha permanecido en unos niveles de aspecto y salubridad adecuados toda la temporada".

Con estas condiciones, tanto los expertos en navegación, como los aficionados, han podido disfrutar en las instalaciones de Tajomar de este deporte cada vez más extendido en Extremadura, pues para todos ha habido actividades en el club.

En los meses de mayo y junio celebraron "con éxito" sus tradicionales regatas de Cruceros y de San Fernando, esta última de vela ligera en la que participaron regatistas de todos los clubes náuticos de la comunidad extremeña y en la que, por cierto, destacó la flota de Optimis del Club de Vela Barlovento de Moraleja.

Más cercana en el tiempo --fue hace apenas un mes-- tuvo lugar la XXXIII Regata de San Miguel, que coincidió con el Campeonato Autonómico de la clase Laser. En esta prueba los regatistas Jesús Gallero y Carlos Martín, pertenecientes al Centro Ibérico de Vela de Orellana, se proclamaron campeón y subcampeón de Extremadura. ¡Enhorabuena!

Y de los expertos a los no tanto. Para ellos organizó Tajomar dos nuevos cursos de iniciación a la vela ligera gracias a los cuales un gran número de marineros de agua dulce , de todas las edades, se acercaron al apasionante mundo de la náutica. "Aprendieron, o perfeccionaron según los casos, la técnica fundamental de la navegación a vela y experimentaron las sensaciones nuevas y gratas que ofrece este deporte, como sentir la fuerza del viento en las velas, tensar escotas para controlarlas y dirigir el velero a su voluntad, sin motor alguno, sin ruidos, solo los elementos de la naturaleza y ellos mismos", señala entusiasmado Manzano, convencido, además, de que muchos volverán de nuevo a los próximos cursos "porque, como ellos mismos dicen, esto engancha".

Y lo hacen posible, advierte, las instituciones, que ayudan a financiar las actividades que sirven para hacer más aficionados en la región; pero, sobre todo, la Federación Extremeña de Vela, que apuesta fuerte por mantener este deporte en Extremadura donde, "a pesar de tener muy buenos pantanos para la práctica de este deporte, hay pocos extremeños que lo practican, bien por desconocimiento, porque la idea de navegar está asociada al mar y se está en una región de interior o porque se vive de espaldas a nuestros ríos y embalses".

Pero para evitarlo ponen su esfuerzo los clubes extremeños, como el Centro Ibérico de Vela de Orellana, el Club de Vela Barlovento de Moraleja o el Club Náutico Tajomar de Cáceres. Gracias a ellos cada vez son más los que descubren que el mar, que en Extremadura se hace pantanos, está a la vuelta de la esquina.