La gente que sin haber estado en la plaza pasaba por los aledaños de la llamada Puerta de la Alameda, que en Jaén es la Grande, se hacía de cruces al ver que llevaban en volandas al nuevo Paquirri y al Fandi , y con ellos el mayoral de Torrestrella. Una "procesión" que ni mucho menos refleja lo que pasó en la plaza.

Fue una corrida amable para sus protagonistas, dada las facilidades de los toros y sobre todo la condescendencia del público y el mismo palco . Y eso que todavía el presidente se frenó en la concesión del doble trofeo para Paquirri en el primero y El Fandi en el quinto, dejándolo en ambos casos en uno sólo para cada uno.

Conviene advertir que el único que no salió a hombros, Talavante, hizo el toreo con más fundamento en la tarde, aunque la espada le privó en su primero de una segunda oreja, incluso de un apéndice más en el sexto.

Lo más resplandeciente, la primera faena de Talavante, quien ya con el capote dejó unos lances a pies juntos a la verónica y un quite por gaoneras de mucha autenticidad. Con la muleta, elegancia y naturalidad, quietud y verticalidad, dominio y un absoluto manejo y control de la escenografía.

El sexto, el toro más deslucido con diferencia, de medias arrancadas y con la cara alta, Talavante resolvió también a favor en lo que a valor y estética se refiere, pero otra vez falló en la suerte suprema.