Alejandro Talavante paseaba la oreja del sexto de la tarde, un manso de Fuente Ymbro, y uno recordaba las dos orejas que el torero de Badajoz paseó en Madrid la tarde de su confirmación de alternativa, el Domingo de Resurrección de 2007, cuando se inventó a un manso del Puerto de San Lorenzo. Y es que ante los mansos que tienen un puntito de casta, solo un puntito, no hay que desfallecer, y menos si se les torea a favor, como hizo el aquel señalado día el Badajoz. Como tampoco desfalleció ayer el mismo diestro que tiene una cabeza privilegiada y que lleva una trayectoria a más, del que no sabemos dónde está su cima.

Por lo demás, la corrida de Fuente Ymbro fue muy desclasada, muy deslucida. Sólo el primero, un sobrero de Buenavista, tuvo buena condición y con él estuvo mejor que bien Diego Urdiales, que prolongó de forma innecesaria una faena bien armada, pues el otro toro del lote del diestro de Arnedo, y especialmente los de Miguel Angel Perera, no dieron opciones.

Devuelto el primero por su invalidez, saltó al ruedo un sobrero de Buenavista. Andaba justo de fuerzas y en un capotazo perdió las manos y clavó los cuernos en el albero.

Brindis de Diego Urdiales al cielo en memoria de Renato Motta, novillero peruano muerto anteayer en una plaza del país andino. Inicio de faena ayudando al animal a ir hacia delante. Clasicismo y sabor en esos primeros muletazos. Serie en redondo con la diestra muy estimable, y otra con la zurda de cinco pases, en la que los tres últimos tuvieron profundidad, rematados con un gran pase de pecho.

Faena a más del riojano, con otra serie al natural superior por su ligazón, hondura y cadencia. Otra con la diestra con las mismas premisas. Un buen astado, de mucha clase y un torero de sabor añejo por su forma de andar ante el toro, por cómo compone con él y por el regusto y la dulzura con la que maneja los engaños. Faena prolongada innecesariamente, tanto que sonó un aviso antes de que entrara a matar y otro antes de que doblara el animal. Saludos.

Precioso era el segundo de Fuente Ymbro, primero del lote de Miguel Angel Perera. Enseñaba las puntas y tenia cuajo. Toro que manseó en el primer tercio y pronto dio cuenta de su querencia a toriles. Quite de Alejandro Talavante por gaoneras ante un animal que se iba del capote. Toro galopón en banderillas, parecía que mejoraba.

Inicio de faena de rodilla genuflexa ayudando al animal a ir hacia delante. Con la diestra, muy por abajo, gran serie, rematando los pases por abajo, ligados porque le dejaba la muleta puesta, sin toques, corriendo la mano con mucho temple. Otra segunda igual, muy rematada, antes de tomar la muleta con la zurda. Pero el pitón izquierdo era peor. Y en esto que el público no se enteraba del esfuerzo. Faena a un toro que embistió porque tuvo delante a Perera, que le hizo las cosas muy bien porque le consentía y encelaba.

También castaño era el tercero, primero de Alejandro Talavante. Toro bien hecho, que metía bien la cara pero no acababa de empujar con todo.

Inicio de faena por arriba. Quizá no lo mejor para el toro. Serie en redondo, vertical. Otra con la diestra y el natural interminable de Talavante tras en cambio de mano.

Trasteo intermitente, al toro le faltaba ritmo y, en un natural, lo levantó del suelo. Cayó Talavante en la cara pero el animal no hizo por él. Pases sueltos, de mucho sabor y manoletinas finales con ajuste. Esfuerzo del torero y gran estocada.

Despegado del suelo, como dirían en México, era el cuarto. O lo que es lo mismo, era alto de cruz. Toro que no se empleó en el caballo y pasó sin pena ni gloria por los dos primeros tercios.

Diego Urdiales quería y le fue haciendo las cosas con mucha suavidad pero al animal le faltaba ritmo pues su embestida era rebrincada y no tenía profundidad. Pronto a menos y, salvo estar muy por encima, poco más pudo hacer Urdiales.

Astracanado y serio era el quinto, tenía finura y bonitas hechuras. No humillaba, no se desplazaba en el capote y no se empleó en el caballo. Magnífica, como siempre, la lidia de Javier Ambel, y grande Curro Javier con las banderillas.

Pase cambiado

Inicio de faena de Miguel Angel con el pase cambiado por la espalda, para seguir por arriba. Gran serie en redondo con la diestra y en una segunda y sucesivas, ya con el galimatías ese que se trae un sector del público venteño, eso del ¡crúzate!, lo que hace que la ligazón y el toreo en redondo sea una quimera. Toro muy deslucido, muy a menos, con el que estuvo el torero de Puebla del Prior muy por encima.

El sexto y segundo de Talavante también era alto de cruz. No era aparatoso por delante pero tenía cuajo. Muy soso en el capote del torero, se quedaba corto. Derribó al picador en lo que fue el arreón del manso. Toro descompuesto en los dos primeros tercios, que llegó a la muleta diciendo que no iba a dar facilidades.

Requería un matador que le buscara las teclas. Y Talavante comenzó a encontrarlas en el comienzo de faena por abajo, sometiéndolo y llevándolo hacia delante. Pero aquello fue un espejismo porque, en cuanto se sintió podido, se rajó con descaro. Y lo que nadie se imaginaba, Talavante se inventó una faena junto a tablas, asentado, con una madurez increíble, con un poso y una verdad solo posible en quienes sienten y engrandecen el toreo, que es lo que hace este torero tarde a tarde. Series en redondo por los dos pitones, ligadas, rematadas atrás, ante un manso que cantó su condición al resistirse a morir en chiqueros. Petición clamorosa y oreja a ley.

Noche cerrada en Las Ventas, con el regusto de lo sorpresivo, de lo que no nos imaginábamos, cuando hay un torero que a todos nos enseña de toros. Como ayer hizo Talavante.