La corrida de ayer, ´entipada´ y pareja, de bonitas hechuras, ofreció un juego más que aceptable. Suponía la primera de Alejandro Talavante en esta temporada de 2009, tras la irregularidad de este diestro el pasado año. Se le esperaba y él respondió ante el sexto toro, precisamente el más complicado del encierro, en lo que fue una faena completa, muy bien rematada con la espada.

Ese animal nada bueno auguraba ya de salida en el capote de Talavante porque se defendía al echar las manos por delante. Pero le picó perfecto Tulio Salguero, en el morrillo, donde hay que picar a los toros, pues una vara en ese sitio los invita a humillar.

No lució en banderillas y se mostró áspero y violento cuando Talavante inició la faena de muleta. Pero justo entonces llegó la clarividencia del torero, cuando se sacó al astado a los medios y se echó la muleta a la zurda.

Había que llevar al toro y torearlo en línea, y eso fue lo que hizo Talavante. Así brotaron varias tandas en redondo, largos los pases y ligados, por lo que el toro que pareció mejor de lo que era. Con el astado a menos se vio a un torero con ambición, vertical y metido entre los pitones, en lo que fueron momentos de indudable verdad. Las dos orejas fueron un justo premio.

El tercero fue un burel que se movió mucho pero sin acabar de rebosarse por abajo en la tela. Hubo series largas aunque un punto reiterativas. Cortó una oreja el extremeño.

PUNDONOR DE FANDI Aparte del espectáculo que El Fandi ofrece en banderillas, ayer en sendos tercios un punto desiguales porque clavó en ocasiones a toro pasado, hay que reconocer su pundonor, el cual le lleva a tapar sus carencias estéticas. Su primero fue un toro de muy buena condición y el granadino no estuvo a su altura pues la faena resultó vulgar por lo destemplado de aquel toreo.

Sin embargo estuvo bien ante el quinto, un animal al que costaba repetir pero al que llevó El Fandi con firmeza en los toques. La estocada fue fulminante y paseó dos orejas excesivas.

SIN EMOCION Y de Rivera Ordóñez poco cabe cantar. Tuvo el mejor lote y en él entró un primero manso pero muy manejable hasta que se rajó, y el toro de la tarde, un cuarto que sacó lo mejor del encaste Núñez, el cual se caracteriza, en los toros buenos, porque van largo y repiten las embestidas. A tan potables toros Rivera correspondió con un toreo ventajista por poco ajustado, toreando con el pico de la muleta y hacia fuera.

Ha habido una gran polémica con la concesión recientemente a este torero de la Medalla de Oro de las Bellas Artes. El toreo de Rivera, como el de todo el que se pone ante un toro, merece un respeto.

Pero no emociona ni en el plano técnico, por las ventajas explicadas, y mucho menos en el artístico.