Esto es una pérdida para todos. Se gastaron 800 millones de pesetas entonces -4,8 millones de euros-- en un edificio sabiendo que era ilegal; siguieron, e incluso la concejala de Urbanismo dijo que se seguiría y si había que cortar después, se cortaba, que es lo que sucede ahora. Creyeron que no se denunciaría, que si se hacía, no se ganaría y si se ganaba, no se ejecutaría el fallo". Así se expresaba ayer ante este diario Antonio Manzano, entonces presidente de la Asociación Amigos de Badajoz, cuando se le pidió que valorase el inicio, hoy, de las obras para derribar el Cubo. Es parte de un proyecto que supuso un coste de 4,8 millones de euros, para albergar en el antiguo hospital militar la Facultad de Biblioteconomía y la Biblioteca de Extremadura, que también se cambiará de ubicación.

Justo ahora, cuando se cumplen 16 años del inicio de un proceso que comenzó en junio del 2000, los técnicos y operarios de Acciona Infraestructuras --empresa a la que el ayuntamiento adjudicó el 6 de mayo del 2016 el proyecto de derribo de las dos plantas superiores del Cubo, con un presupuesto de 325.007 euros--, comienzan los trabajos para demoler, por orden judicial, lo construido sobre la lo que fue la capilla del antiguo hospital, que hasta ahora albergaba los despachos de profesores del centro universitario.

LOS PREPARATIVOS Trabajadores municipales descargaron ayer vallas para señalar el perímetro de las obras en torno al edificio, que queda así cercado para impedir el acceso a la zona. El jefe de obras y otros técnicos de la empresa y el ayuntamiento se reunieron ayer ante la facultad, para organizar los preparativos y el tráfico de camiones y de vehículos que se utilizarán en los trabajos. Ninguno de ellos quiso facilitar información sobre los primeros trabajos. El proyecto tiene de plazo final el 31 de julio.

No obstante, según otras consultadas, las obras comienzan desde hoy mismo, aunque no se vean las piquetas, pues los técnicos y los operarios de la empresa deben poner en marcha las medidas de seguridad y salud, montar las casetas de obras, clausurar todas las instalaciones, desconectar la electricidad, agua, aire acondicionado, desmontar los falsos techos, trabajos que también forman parte de la obra, los que en esta semana participarán cinco trabajadores.

José Luis Bonald y otra profesora que no quiere que aparezca su nombre, acudieron ayer a recoger algunos enseres y ya estaba la facultad cerrada, a la guarda de un ordenanza de la universidad, José Antonio Zarza, quien señaló que "todo el mundo está ya en el campus".

EL ALCALDE "Mi opinión personal, y no digo ni como alcalde ni presidente del partido --PP--, es en contra de tener que tirar el Cubo, porque creo que no es una sentencia justa por mucho que, evidentemente, hay que respetarla y cumplirla", afirmó el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, sobre las obras que comienzan hoy, en cumplimiento de un auto judicial.

Consideró que "en términos de justicia formal puede estar muy bien, pero de justicia material, se separa un poco de los intereses generales". Y añadió que se ha trasladado un mensaje a la opinión pública que es "falso", dado que la sentencia que obliga al derribo del Cubo "no es por ningún atentado al patrimonio" y "de hecho en sus fundamentos de derecho lo dice textualmente: nada que objetar desde el punto de vista del patrimonio", informa Europa Press.

Para él, "es un tema puramente formal de Derecho Administrativo, dicho lo cual, a uno como alcalde lo que le corresponde es cumplir lo que los jueces le imponen aunque no esté de acuerdo con ello".

VALORACION DE MANZANO Además, Manzano afirmó que "si hubieran atendido la petición de Amigos de Badajoz en los seis meses de reuniones que mantuvimos, esto se habría evitado; el alcalde podía haberlo parado porque le facultaba la Ley del Suelo, pero prefirieron seguir sabiendo que era ilegal".

Su sensación, señaló, "hoy, es de tristeza, porque todos perdemos, aunque al menos la gente se da cuenta de que el Estado de derecho funciona, que una persona o una asociación, si tiene razón, la justicia la hace valer y eso tiene un valor, pues indica que no estamos totalmente desatendidos. Es un triunfo de la sociedad civil".

Manzano, sobre si recibieron presiones en la asociación, admite que "últimamente no, pero sí hubo un tiempo en que se intentó demonizar a la asociación por parte de las instituciones". Y recordó que solo acudieron al Contencioso cuando tras seis meses de reuniones con Patrimonio, Cultura y Urbanismo del ayuntamiento y la Junta decidieron seguir con el proyecto.

Luego el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura dio la razón a Amigos de Badajoz, como después el Supremo, en dos ocasiones al rechazar los recursos del ayuntamiento, amén de una serie de autos que concluyen con el derribo del Cubo en una primera fase, a la que seguirá otra de reformas para restablecer en parte el estado anterior del edificio.

Manuel Márquez, presidente de Amigos de Badajoz en actualidad, dijo que el hecho es "importante, porque signifique que las administraciones no pueden hacer lo que les dé la gana".

Por otro lado, el decano de la facultad, Vicente Guerrero, ocupaba ayer un desangelado despacho, sin teléfono en un ala de la primera planta del Instituto Universitario de Investigación (IUI), a cuyo edificio se ha trasladado toda la administración del centro, el decanato, y se ha habilitado espacio para el centro de informática y los profesores, donde ya atienden tutorías y donde se practicarán las lecturas de los trabajos de fin de grado, a demás de atender a las familias de los alumnos.

"Esto es como cuando haces obras, con todas las molestias, pero sin la ilusión de ir a un sitio nuevo y definitivo", afirmó Guerrero, quien no obstante afirma que el curso comenzará en su sitio, una vez concluido el derribo, aunque tengan que hacerlo mientras se terminan las obras de acondicionamiento de la biblioteca para hacer los despachos de los profesores", que podrían solaparse dichas obras si comienzan antes de que se culmine el derribo.

"Los padres vienen y preguntan dónde deben buscar residencia, si en el centro, o por la zona del campus, porque aunque nos han dicho que comenzamos el curso allí, no estamos tan seguros", manifestó María Jesús Salas, administradora, en un despacho junto al que comparten José Antonio Fernández y la secretaria del decanato, Ana Godoy.

"De momento, tenemos una línea de teléfono y una de ordenador, y estamos en este espacio que ves", indica Salas, con el asentimiento de sus compañeros.