S salvando todas las distancias y sin ánimo de frivolizar, los expertos tecnológicos hacen la reflexión de que el wifi es como el agua para un refugiado. La conectividad está dotando a los procesos migratorios actuales de unas características muy distintas de las de hace décadas porque lo cierto es que, en su inmensa mayoría, los inmigrantes disponen de smartphones y, en menor medida, de otros dispositivos electrónicos. Desde las necesidades más perentorias -alimentación, cobijo y atención sanitaria- hasta otras más a largo plazo -aprendizaje de idiomas, cursos especializados-, pasando por la burocracia más farragosa -trámites de petición de asilo-. Las páginas web y las aplicaciones para facilitar el día a día de los refugiados, así como su largo y tortuoso proceso de adaptación, se cuentan ya por decenas y proliferan a medida que los especialistas se implican en uno de los mayores retos del siglo.

La plataforma Techfugees, creada por el especialista Mike Butcher, aglutina a la comunidad tecnológica, integrada por ingenieros, diseñadores y emprendedores sociales, entre otros, que ha decidido aportar iniciativas útiles a las múltiples necesidades de los refugiados, desde su primer viaje hasta la llegada a destino para acabar con la integración en la sociedad de acogida. Un equipo de voluntarios sin ánimo de lucro que, desde distintas partes del mundo, aportan proyectos e ideas. Organizados en casi una veintena de delegaciones en todo el mundo, Barcelona también se prepara para formar parte del proyecto de la mano de Jordi Torrent, director de comunicación, y Adam Brown, procedente del mundo de la

cooperación en el Reino Unido. A continuación, detallamos significativos ejemplos de estas iniciativas tecnológicas.