En su detallado relato sobre la circulación del Alvia 151 entre Madrid-Chamartín y la fatídica curva, el presidente de Renfe reveló, por ejemplo, que siete personas no tomaron el tren en Madrid pese a contar con billetes, posiblemente porque lo perdieron y salvaron así su vida. En cuanto al uso del teléfono móvil profesional del maquinista, Julio Gómez-Pomar expuso que el reglamento recomienda que en momentos críticos de peligro durante la conducción el dispositivo "debe permanecer en un modo silenciado", algo que según lo revelado por el registro de la caja negra no se cumplió, ya que se escuchó un politono durante 9 segundos antes de que el conductor respondiera a la llamada del interventor. También aconseja "no mandar ni recibir mensajes de texto o correo electrónico y limitar la conversación a lo estrictamente necesario".

La conversación entre maquinista e interventor se prolongó durante un minuto y 40 segundos y concluyó 11 segundos antes del descarrilamiento. Gómez-Pomar precisó que hasta el accidente el maquinista había conducido dos horas y 42 minutos, si bien llevaba trabajando 8 horas y 46 minutos, periodos situados dentro del límite legal.