Desde un punto de vista egoísta, nunca como ahora se estuvo tan a gusto en Cancún y la Riviera Maya mexicana. Arenas blancas y un mar turquesa en playas desiertas. Piscinas cristalinas silenciosas y sin riesgo de quedarse sin tumbona junto al agua. Bufetes de restaurantes de hotel en los que no se precisa llegar de los primeros porque las bandejas de comida siempre están listas para ser estrenadas.

Lástima que el idílico escenario implique una alerta econó- mica, que no sanitaria, de consecuencias imprevisibles en este paradisíaco estado del Caribe mexicano fundado apenas hace 35 años. "Quintana Roo vive exclusivamente del turismo. No hay otra fuente de ingresos", confirma Javier Marañó, cónsul honorario de España en la zona.

Desde que el 23 de abril se instauró la dictadura sanitaria en México ante la irrupción del desconocido A/H1N1, las miradas internacionales se centraron en una capital que cubría aterrorizada sus 12 millones de bocas, mientras las 70.000 plazas hoteleras de Cancún y la Riviera Maya se desalojaban contagiadas del temor. La ocupación de los hoteles es del 17%.

El lunes aterrizó en Cancún el último vuelo de Air Europa con 47 turistas españoles que viajaron a sus anchas. Fueron los últimos en llegar después de que todas las compañías hayan suspendido sus vuelos directos a Cancún hasta junio.

Casi la mitad de los hoteles han tenido que cerrar. O, como puntualiza el vasco Jean Agarrista, director del hotel Occidental Royal Hideawat de Playa del Carmen y presidente de una asociación que agrupa a 320 hoteles de la Riviera Maya, "suspendieron su actividad, pero atienden el teléfono para anotar reservas". El 65% de los establecimientos de esta privilegiada zona son españoles. Las firmas Barceló, Riu, Oasis u Occidental llegaron las primeras y han aprendido a sobrevivir a los huracanes, pero reconocen que la nueva contingencia les ha desbordado.

Hasta el miércoles, 40.000 trabajadores habían sido despedidos. La mayoría llegaron a Quintana Roo de otros estados para trabajar y ahora no tienen ni un peso para regresar a su casa. La situación es tan desesperada que en Playa del Carmen hay gente que pesca para comer. Un descalabro en un país con 40 millones de personas en situación de extrema pobreza. En México, el turismo es la tercera fuente de ingresos pero ninguna autoridad se ha bañado en Cancún para anunciar que la zona es segura.

¿Y lo es? "Siempre lo fue. Las medidas tomadas carecen de criterios médicos. Se encendieron las alarmas de una crisis sanitaria inexistente. Este virus, bien medicado, no es letal. Y no olvidemos que en este país mueren miles de personas al año por la gripe común". Así, enojado y contundente, habla el neumólogo español Italo Sampablo, director de las dos clínicas privadas Hospiten de Cancún y Riviera Maya. "No existe riesgo de contagio en las zonas turísticas", insiste el doctor. Por eso el empresario mexicano Fernando García Zalvidea se atreve a ofrecer a los turistas tres años de vacaciones pagadas si alguno se contagia del nuevo virus.

LA OMS INDAGA Por otra parte, los científicos de la Organización Mundial de La Salud investigarán si el virus a sido producido "por error" por investigadores en un laboratorio. Esta sospecha, difundida por el biólogo australiano Adrian Gibbs, llegó ayer a la dirección de la OMS, la cual anunció el inmediato análisis de dicha posibilidad.