El médico y la enfermera que atienden a un herido, operan a un enfermo o analizan una muestra de su sangre nunca saben si esa persona está infectada por el virus del sida, pero deben actuar como si lo estuviera. Ese principio de precaución universal es necesario ante todos los actos médicos, con todos los enfermos y en todas las dependencias sanitarias, afirma el doctor Josep Maria Gatell, responsable de la atención del sida del Hospital Clínic de Barcelona. Las organizaciones de enfermería aseguran que la falta de formación del personal sanitario sobre sus actos de riesgo impide, de forma creciente, que ese control se cumpla.

Siete de cada 10 enfermeras se pinchan a lo largo del año con jeringuillas y otros materiales punzantes, asegura el Consejo General de Enfermería (CGE), que representa a cerca de 200.000 sanitarios de toda España. Los cirujanos se lesionan en el 5% de sus intervenciones. Uno de cada 300 de esos pinchazos ocurre al manipular material biológico de un enfermo de sida, indica un documento de Sanitat. Ese es su índice de riesgo de contraer el virus.

"Las enfermeras y las matronas son las profesionales más cercanas al enfermo y las que más posibilidades tienen de sufrir un accidente por un rasguño o un corte con material punzante --afirma Máximo González Jurado, presidente del CGE--. Además del VIH, pueden contraer hepatitis graves. Es urgente facilitarles educación sobre su propia seguridad y proporcionarles tecnologías de protección".

CONTROLES

En los servicios donde se atiende a seropositivos o enfermos de sida diagnosticados el control está muy presente. "Somos conscientes de que hay que tomar en serio la precaución, pero eso no significa que trabajemos con miedo o estrés --asegura Gatell--. Sabemos que el riesgo de que nos infectemos con el VIH es pequeño, pero nunca es lo suficientemente pequeño si te toca a ti".

El mensaje "educación y disciplina" es fundamental en su equipo, añade. "No es literatura sino premisas concretas, cruciales y baratas --explica el especialista--. Guantes de látex, en todo momento. Nunca recolocar la capucha a una jeringuilla utilizada: hay que tirarla a un contenedor rígido de los que admiten objetos pero no deja recuperarlos. No tirar una aguja usada a una papelera, porque alguien la vaciará y se pinchará. Eso es lo básico".

Los hospitales han establecido protocolos internos de control y atención de su personal sanitario. El contagio de infecciones al tocar o inocularse accidentalmente productos biológicos de un paciente figura como el peligro más frecuente y grave. La ley de prevención de riesgos laborales, de 1997, alerta de que esos productos contienen "microorganismos, a veces genéticamente modificados o cultivos celulares y parásitos susceptibles de causar cualquier tipo de dolencia, alergia o toxicidad".

Entre las actuaciones previstas cuando un médico o una enfermera se cortan en un acto quirúrgico figura su derecho a saber si quien está sobre la mesa de operaciones tiene sida.