"Ha sido un regalo del cielo", pensaron ayer los miles de personas que se desplazaron hasta la remota Novosibirsk (Rusia) para observar el segundo y más inaccesible eclipse total de Sol de este siglo. La amenaza de las nubes se desvaneció cuando la Luna empezó su tránsito entre el Sol y la Tierra, otorgando a las expediciones un espectáculo excepcional.

Luego, la Luna se fue apartando y en menos de una hora todo terminó y el cielo se volvió a cubrir. "Hemos observado protuberancias solares y hasta hemos podido avistar a Mercurio y Marte alineados", explicó un miembro de la Asociación Astronómica de Cartagena, y "la temperatura descendió nueve grados", añadió.