Mosquitos, hay y ha habido siempre. Vaya, que tampoco sería ninguna novedad anunciar que este verano volverá a haber. Lo que explican quienes saben de eso --científicos y técnicos de salud pública-- es que vienen por delante unos meses muy, muy complicados. Las abundantes lluvias de la primavera y la previsión de que las temperaturas serán en julio y agosto más altas de lo habitual propiciarán la aparición de plagas de mosquitos en toda España. Así que, ya lo saben, quienes vayan pasar estos días en poblaciones habitualmente colonizadas por el molesto insecto, tengan más a mano que nunca los aerosoles, cremas protectoras y enchufes con dosificadores perfumados.

Las molestias ocasionadas por esta previsiblemente masiva aparición de mosquitos serán mucho mayores que en años anteriores "debido a la cantidad de aguas estancadas que se han acumulado estos últimos meses", advierte Milagros Fernández de Lezeta, directora general de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (Anecpla). "Ante la gran proliferación que se prevé, los hogares con piscina, los jardines, parques y restaurantes al aire libre no se librarán", agrega Fernández. De hecho, en las poblaciones próximas a humedales y cultivos de arrozales, la temporada de picotazos ha empezado ya con fuerza.

Para reducir su impacto, la asociación de control de plagas recomienda algunas medidas básicas, que, aunque no los harán desaparecer, sí servirán para evitar que se acerquen demasiado a nosotros: no dejar cubos con agua en el exterior de las viviendas, no favorecer la aparición de agua estancada en los jardines y renovar el agua de los bebederos de las mascotas.

Dentro de casa

Y lo mismo vale, en el caso del litoral mediterráneo, para el mosquito tigre, cuya picadura resulta aún mucho más dolorosa que la del mosquito común. "Las administraciones no pueden luchar contra este tipo de plagas en solitario, están limitadas", argumenta Pilar Serrano, jefa de la unidad de Sanitat Ambiental de la Diputación de Barcelona, uno de los organismos públicos que más años lleva combatiendo al Aedes albopictus . "Es preciso que se involucren los ciudadanos, porque el gran problema son los espacios privados, dentro de casas y jardines", insiste.

Las campañas que cada verano solían ponerse en marcha para informar y concienciar sobre el mosquito tigre han topado este año con la crisis económica. Los problemas de financiación han obligado a reducir el número de acciones y algunos ayuntamientos, por ejemplo, han dejado de desplegar a los agentes cívicos que solían informar por las calles a vecinos y turistas. Eso sí, los tratamientos químicos en imbornales y alcantarillas se han realizado en casi todas las poblaciones afectadas.

Pero, como cada año, lo más eficaz será que sean los afectados los que velen porque los platos que colocan debajo de los tiestos de las plantas no acumulen agua, que las peceras domésticas sean debidamente renovadas un par de veces a la semana... También es aconsejable instalar mosquiteras y no dejar a la vista alimentos ni restos de alimentos o basuras.

Con todo, una de las acciones que se está revelando como más válida es la que se desarrolla en las escuelas. Los niños, explica la técnica, "los buscan hasta el último rincón y transmiten a sus padres cómo evitarlos", cuenta Serrano, que añade que ayuntamientos.