En breve, previsiblemente a finales de año, la isla de Mallorca quedará conectada eléctricamente con la península Ibérica gracias a una descomunal línea de alta tensión que atravesará el mar Mediterráneo sorteando profundidades de hasta 1.485 metros. El diseño, la construcción y la colocación del tendido --formado por tres cables que miden 237 kilómetros cada uno, tienen 10 centímetros de diámetro y pesan 6.700 toneladas-- es un reto tecnológico de primera magnitud. "Será el tercer cable submarino más largo del mundo y el segundo en profundidad máxima, solo superado por el enlace de Cerdeña y Córcega con la Italia peninsular", resume el responsable del proyecto, Ramón Granadino, director en Baleares de la empresa Red Eléctrica de España (REE). Las obras empezaron el pasado jueves.

El objetivo del proyecto, llamado Rómulo, es garantizar la buena calidad del suministro en Baleares y reducir los apagones incluso en los momentos álgidos de la temporada turística. El cable partirá de la estación transformadora de Calvià (Mallorca) y concluirá en la de Sagunto (Valencia), donde se conectará con el sistema eléctrico peninsular.

IMPACTO MINIMO La ruta se ha planificado hasta el más mínimo detalle para reducir costes, facilitar el despliegue y garantizar la conservación del tendido "un mínimo de 40 años", explica Granadino. En el capítulo ambiental se ha buscado el impacto mínimo, especialmente sobre las praderas submarinas de Posidonia oceanica , de gran valor ecológico. Los 60 primeros kilómetros en ambos sentidos estarán semisoterrados para minimizar las afectaciones, incluidos accidentes ocasionados por barcos arrastreros, aunque el resto del trayecto transcurrirá por encima de la arena. "Será el propio peso del cable el que garantizará su estabilidad", insiste el director de REE en Baleares.

La línea está formada por dos cables que permiten el transporte de 200 megavatios y un tercero que se mantendrá como repuesto por si fallan los dos anteriores. El tendido funcionará en corriente continua para minimizar las pérdidas bajo el mar, lo que ha obligado a construir en ambos extremos del trayecto sendas estaciones transformadoras. Así se obtiene la necesaria corriente alterna, la que usan los sistemas eléctricos de la Península y Baleares.

DIMENSIONES CICLOPEAS Todo en Rómulo destaca por sus dimensiones. Los dos primeros cables de 237 kilómetros, por ejemplo, se han montado en una sola pieza en dos fábricas en Japón e Italia y luego se han transportado con los dos únicos barcos capacitados en el mundo para operaciones de este tipo: el italiano Giulio Verne , que ha sido el primero en llegar a Mallorca y en iniciar las operaciones, y su colega noruego Skagerrak . En esencia, lo que hacen estas enormes plataformas es soltar poco a poco y en el sitio exacto el cable que llevan en la cubierta, que se sumerge de forma inmediata con la ayuda de flotadores.

Actualmente, Mallorca es autónoma desde un punto de vista energético gracias a una gran térmica de carbón en L´Alcúdia y otras dos plantas de menor tamaño que funcionan con gasóleo y gas. Sin embargo, las posibilidades de crecimiento son escasas porque ni hay saltos de agua ni las energías renovables han alcanzado un desarrollo importante. La nueva línea no solo supondrá una garantía de suministro, sino un ahorro. Fabricar energía en Baleares resulta hasta un 70% más caro que en la media de España porque, entre otros factores, el carbón necesario se trae por mar desde Suráfrica. Según el Gobierno balear, la interconexión eléctrica costará 375 millones de euros, pero se confía en amortizar la inversión en apenas una década.